28 de abril de 2024

¿Puede una ICO salvar la economía de un estado?

Por Edith Gómez

Las Ofertas Iniciales de monedas (ICO) han sido el camino elegido por muchos emprendedores para encontrar ese impulso tan necesario para el éxito de un proyecto, pues recordemos que esta es una vía para obtener ingresos sin requerir de los bancos.

Las llamadas startups o empresas emergentes han sido las más beneficiadas, pues han visto materializar sus sueños, gracias al aporte de muchas pequeños inversores que han confiado en un proyecto, convirtiéndose en aliados y poseedores de los primeros tokens de una futura criptomoneda.

Pero entre tantas oportunidades de desarrollo que las ICO han propiciado, existe un reto muy importante, que permitiría consolidarlas mucho más allá, de lo que hasta ahora se les ha permitido alcanzar, afrontando la que pudiera considerarse como su mayor prueba.

El nuevo reto que se le ha impuesto consiste, en salvar la economía de un estado, concretamente de la República Bolivariana de Venezuela. Una tarea nada facil, sin embargo esa nación sudamericana ha decidió lanzar el Petro, una criptomoneda impulsada desde el propio gobierno.

De acuerdo a la información suministrada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante el primer día de la ICO, el 20 de febrero del 2018,  la intención de compra alcanzó los 735 millones de dólares, equivalentes a 596 millones de euros y 477 mil millones de Yuanes.

Las cifras son prometedoras y el Gobierno venezolano ha puesto todas sus esperanzas en esta naciente criptomoneda para recuperarse de la pesima situación económica que afrontan, además de sortear algunas restricciones económicas impuestas por otros países.

Cabe destacar hasta este punto, el grado de importancia que están alcanzado las criptomonedas y sus ICO, al punto de ser tomadas en cuenta como salvavidas y segundas oportunidades para economías fracasadas.

Una segunda oportunidad

 

Es sumamente interesante el papel que vienen a desempeñar hoy en día las criptomonedas en el mundo y poner cada cosa en justo lugar, pues la mejor interpretación que podemos darle a la apuesta venezolana por El Petro, es derivada del colapso de su moneda fiduciaria nacional, El Bolívar.

El Petro vendría a ser una segunda oportunidad para el gobierno de Venezuela, de tratar de sacar a flote su devastada economía, incorporando al uso cotidiano una criptodivisa y más importante aún, poder obtener financiamiento para el funcionamiento del país.

Es decir, los inversores de criptodivisas del mundo entero pasarían a financiar el controvertido modelo político de Nicolás Maduro y además inyectarían el presupuesto de la nación caribeña, sumado al hecho de que funcionaría como un instrumento de pago paralelo al Bolívar.

Se ha anunciado que el Petro servirá como medio de pago para los combustibles de vehículos y aviones, para las cajas de ahorro, servicios turísticos, para operaciones de la petrolera estatal y de las industrias básicas del estado e incluso para los servicios consulares en todas las embajadas de Venezuela.

Todo suena formidable, sin embargo, hay que contrastarlo con situaciones de colapso económico sufridos por otros países de la región y el mundo en años anteriores; por ejemplo, Ecuador, otra nación sudamericana, se vio obligada a dolarizar su economía desde el 9 de enero del año 2000, ante la mala situación económica existente, buscando contrarrestar el efecto inflacionario del alza del dólar americano, situación muy similar a la de Venezuela.

Quiere decir que en épocas pasadas, la dolarización habría sido el único camino posible para tratar de recuperar la estabilidad financiera de Venezuela, sin embargo, se optó por el camino de las criptodivisas para hacer «borrón y cuenta nueva».

Otro caso similar es el de Zimbabue, reconocido internacionalmente por su escandaloso colapso, el banco de la reserva de Zimbabue llegó a emitir un billete de 100 billones de dólares.

La incontrolable situación inflacionaria llevó al gobierno africano a permitir desde el mes de enero del 2009, el uso de monedas extranjeras y por ende la dolarización de su economía, suspendiendo la circulación de su moneda local y remplazándola por un conjunto de monedas de mayor solides.

Surge la pregunta ¿Que hubiera pasado en Ecuador y en Zimbabue si hubieran podido optar por las criptomonedas?

Responder a esta interrogante serían meras conjeturas, pero el caso venezolano dará respuesta a esos tantos otros gobiernos del mundo que observan con detenimiento este primer experimento, que sin duda está revolucionando el universo de las criptos y que puede ser un modelo a seguir.

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