26 de abril de 2024

Escuela Profesional de Danza de Mazatlán cumple dos décadas

Más logros ha tenido la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán (EPDM) en 20 años que las escuelas oficiales del INBA y universidades estatales. Presidida por el grupo Delfos Danza Contemporánea y bajo la dirección de Víctor Manuel Ruiz y Claudia Lavista, del centro dancístico especializado y público han egresado 17 generaciones de alumnos incluyendo jóvenes de Chile, Colombia, Venezuela, Ecuador e Inglaterra.

Durante una de las pláticas sostenidas con Ruiz y Lavista durante el Segundo Encuentro de Danza de Mazatlán con motivo de los XX Años de la creación de la EPDM ambos afirmaron: “Deseábamos crear la escuela que no tuvimos y lograr una donde la rigurosa estructura del ballet y la danza contemporánea pudiesen convivir; hemos logrado que jóvenes de todo el mundo tengan una enseñanza estricta que les da una formación que les permite bailar en compañías profesionales”.

No sólo lo han logrado: han convertido a su centro dancístico en una de las principales diásporas del país para formar intérpretes de nivel de excelencia. El juicio no es aventurado si se toma en cuenta que exalumnos de la escuela han creado grupos como Lux Boreal y Péndulo Cero en Tijuana, que están en la primera línea de la danza contemporánea nacional y global, y son parte del programa México en Escena del Fonca. En ese nivel están Proyecto al Margen, en Guadalajara; La Serpiente, en Michoacán, Makina de Turing, en Mérida; Pájaro Mosca,  en Mazatlán, y Flores Danza Teatro, en Tampico, entre otros.

Al mismo tiempo, la EPDM ha creado docentes del nivel de Joel Aragón, extraordinario  bailarín becado en Inglaterra para convertirse en especialista de Euritmia y el método Waldorf de enseñanza, y Moisés Himmelbarf, que bailó con la compañía israelita Kibbutz Dance Theater y es encargado de cultura del consulado de México en Seattle.

 DIVERSIFICACIÓN

Como debajo de un gran árbol no crece otro gran árbol, bailarines como Henry Torres y Ángel Arámbula decidieron irse a Tijuana y crearon en 2002  Lux Boreal.

Yo ya me había recibido como ingeniero industrial en el Tec de Monterrey y me iba bastante bien cuando viajé a Mazatlán”, cuenta Torres. “Ahí aprendí de forma seria y puntual a bailar y además me dejaron una huella de felicidad que no he perdido. Creo que es una escuela única en México. Ninguna ha generado tantos egresados creando colectivos. No conozco otro fenómeno igual en el mundo.”

Karen de Luna Fors, diseñadora gráfica egresada del ITESO y directora de Proyecto al Margen, señala que, a pesar de que sólo le bastaron dos años de formación para que ingresara al grupo Delfos Danza Contemporánea (el cual dejó) dice: “Aún me queda pasión, algo de melodrama, la disciplina y la seriedad para habitar la danza, un lugar que no es sólo algo que hago, sino algo que soy y que me enorgullece vivir de ello. Claramente ellos me demostraron que era posible lograrlo durante todos esos  años.”

 Himmelbarf, exalumno del ITAM y la Universidad Iberoamericana, afirma por su parte que su paso por la EPDM es indispensable para entender su carácter como profesional: “El arrojo y aplomo de mis mentores y el contexto que Mazatlán otorga a la Escuela fueron cardinales para asumirme como un actor de cambio y un miembro importante de la sociedad. La EPDM no sólo es una fuente de educación dancística del más alto nivel, también es un laboratorio para desarrollarse en la sociedad desde un púlpito de prestigio en el microcosmos mazatleco. Sigo siendo parte de la EPDM”.

Clases maestras, conversatorios, conferencias y funciones fueron parte del maratón realizado por la EPDM bajo el auspicio del Instituto de Cultura y Turismo del municipio al que pertenece la escuela. Lo mejor fue ver a alumnos y exalumnos en las difíciles clases de técnica  de Víctor Ruiz y verlos bailar música tropical en un antro, donde hasta clases gratuitas ofrecieron.

 Por: Excélsior

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