Sr. López
Tío Alfredo, allá en Toluca por los años 40 del siglo pasado, vivía a la cuarta pregunta, siempre apretado de dinero y con cinco hijos. Había heredado un abarrote muy grande y con mucha clientela, pero acumulaba deudas y problemas.
Su esposa, tía María Luisa, era una espléndida señora libanesa que hacía milagros con el gasto y mucho le decía que lo ayudaba en la tienda, pero el tío era un macho de diccionario y de ninguna manera lo permitía: la señora, en su casa (eran los tiempos).
Pero la vida da vueltas, el tío cayó enfermo y pasó tres años en cama casi paralítico. Tía María Luisa se encargó del negocio y cuando por fin, el tío empezó a mejorar, se enteró que el abarrote a cargo de su esposa era una mina de oro; quiso volver a tomar el control de “su negocio” y la tía le dijo: -Es muy tuyo… pero no se te ocurra dar una orden –y vivieron muy felices.
Algo anda mal o de plano uno no entiende nada. En el año 2019 el presupuesto de gastos del gobierno federal, fue de 5 billones 838,059 millones 700 mil pesos; en números redondos, 5.8 billones de pesos (y no se le olvide, billones son millones de millones).
Para el año que entra, el gobierno federal avisó el viernes a Cámara de Diputados que tiene pensado gastarse 9 billones 302,015 millones 800 mil pesos; digamos, 9.3 billones. O sea, en seis años el gasto creció 3.5 billones… un 60% más que en 2019 (el 59.33% por si es usted el preciso).
¿En qué se van a gastar esa estratosférica cantidad de dinero?; el país tiene la misma extensión, no hay un 60% más de población, no tenemos servicios públicos De Luxe (como decía la lavadora de la abuela Virgen), las calles no se pavimentan con lingotes de plata, el sistema de salud es una tristeza, el educativo da pena, la seguridad pública es un desastre.Queda en pie la pregunta: ¿en qué se gastan esas cantidades siderales de dinero?… sí, claro, en el presupuesto dice pero lo que nunca sabe el tenochca simplex es la verdad de en qué se lo gastan; de hecho apenas el año pasado, el gobierno del redentor de México desvió el 25% del presupuesto que le aprobó la Cámara de Diputados, por las puras pistolas del transformador patrio se gastaron 1 billón 598,626 millones de pesos, en lo que les vino en gana, uno de cada cuatro pesos, sin consecuencias porque el gobierno federal es intocable e impune.
Es el mayor desvío de que se tiene registro en este siglo. Chulada.Pero a fin de cuentas, este gobierno se va a gastar 9.3 billones de pesos el año que entra y en un descuido, gastará más de lo aprobado por los diputados -se repite: sin consecuencias-; si no lo cree, entérese, en el año 2021, se gastaron 453 mil millones de pesos más; en el 2022, casi 481 mil millones extras; y en el 2023, aunque le bajaron, siguieron gastando más, 277 mil millones más. ¡Es un honor…!, así sí, claro que sí, haciendo lo que les pega la gana con millones y millones de pesos.
Son cifras que de tan grandes acaban por no decir nada, son casi imposibles de imaginar, solo por chacotear le comento que el presupuesto del año próximo, en billetes de a 500 pesos (que pesan más o menos 1.14 gramos por billete), son… 21,208 toneladas de billetes de a 500.
Ahora sí ya se puede imaginar de qué tamaño es la cosa… por prudencia, no vea su cartera, se vaya a deprimir.Pero en caso de que sea usted muy bragado y esa comparación no lo cimbró, bueno, entonces piense que si pusiera 80 kilos de billetes de a 500 en cada butaca del estadio Azteca (son 83,264 asientos), le alcanza para llenar tres estadios Azteca (copeteadito). Y lo peor es que Hacienda -en la Ley de Ingresos para el año que viene-, ya advirtió que pedirá 1 billón 246 mil 366 millones prestados, al fin que no los pagan ellos… nosotros de una manera o de otra, porque somos los del peladaje los que pagamos todos los platos rotos, siempre.
El gobierno se endeuda porque según esto, pagamos pocos impuestos y con lo que nos quitan no les alcanza. De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que pertenecemos junto con otros 37 países miembros, afirma en su “Revenue Statistics 2023”, que somos el país con menor recaudación en proporción de nuestro PIB (lo que en julio de este año con otros datos, quiso refutar Hacienda, haciendo un gran ridículo mundial, es otra historia).
La OCDE se refiere básicamente al impuesto sobre la renta de la gente (ISR), que en México es del 35% mientras el promedio de los otros países miembros es del 42.5%; de acuerdo, pero acá pagamos el 16% de IVA contra el 14.5% del promedio OCDE y nuestras empresas pagan el 30% de impuesto sobre la renta, arriba del 23.6% que en promedio pagan las empresas en los otros países (de la OCDE, no se distraiga).
Como sea, lo que pagamos no guarda proporción con lo que recibimos a cambio. Vistas así las cosas, pagamos muchísimo pues el gobierno no cumple sus obligaciones ni en lo más básico, la seguridad pública, para ni mencionar la salud, la educación, la infraestructura y los servicios en general. Y ya que se ha puesto de moda compararnos con Dinamarca, allá el ISR a la gente, es muy alto, es el 55.9%, muchísimo, pero a la hora de saber qué recibe cada danés por el dinero que le entrega a su gobierno, pues resulta buen negocio.Además, la corrupción.
Estamos en el lugar 126 de 180 países y en la OCDE en el último lugar. Banco Mundial, la OEA y el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, estiman que el costo de la corrupción en nuestra risueña patria, anda entre el nueve y el 10% del Producto Interno Bruto (PIB, todo lo que produce el país).
Sin ponernos dramáticos, si fuera solo el 5% y como el PIB ronda los 36 billones de pesos (1 billón 793,799 millones de dólares)… la corrupción nos sale cada año en por ahí de 1 billón 800 mil millones de pesos.
El gobierno es nuestro empleado, no nuestro patrón y es un empleado caro, no muy trabajador, bastante ineficaz… y algo ladrón. Le digo, algo anda mal y no parece la mejor idea construir el segundo piso sobre estas ruinas.