SR. LÓPEZ
Tío Macro, como sabe, era de los Autlán y hacía honor a su nombre: era una bestia de grande y de modos; los más bragados del pueblo se bajaban de la banqueta para no cruzarse con él. El tío tenía reses y de eso se hizo un poquito acaudalado, pero cualquiera que quería hacer negocio con él, hablaba con su esposa, tía Tina (Cristina), señora finita de cuerpo y maneras suaves, que hacía los tratos y administraba todo. El tío decía sin pena: -Yo mando en el monte, Tina en lo demás y vivieron muy felices.
Los países que mejor han enfrentado la pandemia del Covid-19 y que han sufrido el menor número de defunciones, son gobernados por mujeres, todos. No está uno en plan de quedar bien con la sección femenina de la especie, son hechos:
Taiwán, Nueva Zelanda, Islandia, Noruega, Finlandia, Dinamarca y Alemania, son gobernados por mujeres y a este marzo, en Taiwán han fallecido por el virus que nos ocupa, 10 personas en total (10, sí leyó bien); Nueva Zelanda, 22; Islandia, 29; Noruega, 632; Finlandia, 750; Dinamarca, 2,379; y Alemania, 48,449 difuntos.
Por si le gusta la información inútil, ahí le van los respectivos nombres: Tsai Ing-wen; Jacinda Ardern; Katrín Jakobsdóttir; Erna Solberg; Sanna Marin; Mette Frederiksen; y Angela Merkel (esta sí la conocemos todos); damas que en esta pandemia han sido ejemplo de asimilación rápida de la información, pronta implantación de eficaces medidas preventivas, comunicación veraz de la situación, empatía con enfermos, deudos y la población sometida a confinamiento, aprietos económicos y dificultades laborales y por no haberse andado con trapitos calientes a la hora de tomar decisiones, disponer preceptos sanitarios e imponer normas generales de comportamiento; un ejemplo: en febrero pasado, en Dinamarca sentenciaron a tres meses de prisión a un chistoso que le tosió cerca a unos policías, pues al artículo penal que castiga la violencia y otras formas de agresión física (el 119), le añadieron un párrafo (el 244), que castiga el contagio o intento de contagio intencional de Covid-19 y no es violación de la libertad ni falta de democracia: es un asunto de salud grave, cuesta vidas.
Por tener alguna perspectiva, revisemos por encimita el caso de Alemania: tiene poco más de 83 millones de habitantes; a inicios de este marzo del Covid-19, se le han contagiado 2 millones 62 mil 857 personas y han muerto los anotados arriba, 48,449 el 2.34% del total de sus enfermos.
Mientras en México somos 126 millones y pico de felices, felices, felices pobladores, con 2 millones 130 mil 477 contagiados oficialmente (raro, casi lo mismo que Alemania con 43 millones menos de habitantes), y han fallecido según la Secretaría de Salud, 190 mil 923 el 8.96% de los que se enferman de esto, casi cuatro veces más que en Alemania.
Y si para ello no tiene inconveniente, tenga muy presente que el Inegi nos ha hecho saber que la estadística oficial reporta solo el 44% de fiambres, por lo que el total aproximado de muertos es de más de 430 mil uno no inventa, eso informó el Inegi y la Secretaria de Salud lo aceptó explicando que ellos nada más llevan cuenta de los que entregan su alma al Creador en hospitales del gobierno, no saben cuántos más fallecen en sanatorios particulares ni en sus domicilios, el Inegi sí (se fueron a contar actas de defunción al Registro, fíjese qué difícil). El solo estimado de fallecidos debiera ser un escándalo inmenso, no podemos tener casi el mismo número de muertos que los EUA, que tiene 200 millones más de habitantes que nosotros.
Todo lo anterior no es para proponer nada sobre la pandemia, pues aunque fuera uno premio Nobel de Medicina, el Presidente no oye a nadie y está muy satisfecho usando al doctor Muerte como ventrílocuo a su muñequito. No, la reflexión va por otro lado:
El 27 de septiembre de 1821 se consumó la precipitada independencia de México, orquestada por españoles y criollos para su beneficio y para inmensa alegría del tío Sam; bueno, como sea, este año México cumple 200 años de edad, siempre ha sido gobernado por hombres y estamos como estamos, no tan bien como quisiéramos y no tan mal como los tremendistas dicen; lo cierto es que quienes han gobernado al país han sido, unos pocos, señores de todo respeto; otros pocos, sabandijas de albañal; y la mayoría, maromeros que han pasado sin pena ni gloria, administrando los problemas para dejárselos al que los sucediera.
No anda uno con prisas, pero parece que dos siglos son tiempo suficiente para que los hombres hubiéramos probado nuestra habilidad para gobernar. No la tenemos. Por supuesto hemos avanzado mucho en no poco, pero los problemas que tenemos no corresponden a dos siglos de aciertos o a casi cien años después de terminada la guerra civil que llamamos Revolución. Ojalá no le parezca precipitado pero como que ya va siendo hora de que a México lo gobiernen mujeres además, son el 51.2% de la población.
No supone este López (hay de otros), que la mujer por serlo, esté exenta de tentaciones o sea necesariamente hábil en el arte de gobernar, pero por cada mujer mala o tonta que usted me presente, este menda le pone una fila de machitos esperpénticos, por algo en nuestras cárceles el 5% son mujeres, para que le calcule.
No lo escribe este menda de teclas para afuera, sinceramente piensa que el país cambiaría mucho -y para bien- gobernado por mujeres, sus cualidades incluyen naturalmente el cuidado de los demás, la administración del dinero y una innegable capacidad para atender varias cosas a la vez (y no hacen San Lunes ni faltan a la chamba, digo).
Para ver la ventaja de que tuviéramos Presidenta (así, con a), nomás entérese que ayer se supo que miles de las vacunas contra el Covid-19 llegaron en mal estado a ocho entidades del país (Campeche, Oaxaca, Jalisco, Michoacán, Coahuila, Tamaulipas, Guanajuato y Nuevo León), en esta emergencia, en este asunto tan serio, se les olvidó refrigerarlas ahora piense cuántas veces a su mamá se le echó a perder algo. Ya, Chole.