Sr. López
Después de que usted hizo un grave esfuerzo de cartera, al banquete de la boda de su hija invitó a 300 personas y se presentaron 39, contando a su señora, a los novios y a los consuegros.
¿Se imagina el mar de mesas vacías?… ¿se imagina a su hija llore y llore porque ni sus amigas fueron?… ¿consolaría a la novia decirle que se presentó el 13%?… ¿o le diría que fue un evento maravilloso porque hubo quien dijo que no iba a ir nadie? (ni se le ocurra, le vaya a faltar al respeto su nena, recordándole a su abuelita que viene a ser la madre de usted).
El domingo pasado, a las elecciones del Poder Judicial, acudió a las urnas entre el 12.57 y el 13.32%, según el INE. Demos por bueno el 13, total, ni es de mala suerte. Esto es: de cada cien tenochcas simplex, 87 no acudieron a los comicios, pero, como no es boda, ayer la Presidenta Sheinbaum dijo que fue “maravilloso”. ¿Qué tal?… se transcribe lo que declaró: “(…) trece millones de personas, inédito, impresionante, maravilloso, democrático, apostaban a que no iba a salir nadie a votar (…)”.
Para estimar cuánta gente votó, el INE con “criterios científicos, logísticos y operativos para la estimación de participación ciudadana” (se oye rebonito), seleccionó una muestra de 1,644 casillas del total de 83 mil 848 efectivamente instaladas.
O sea, el supuesto 13% de votación nacional se estimó con los que fueron a votar al 1.96% de los centros de votación… esto es, lo calcularon al golpe (se dice de otra manera pero es una vulgaridad, termina en -ilazo). No se entiende por qué hacen esas vaciladas, el mismo domingo al cierre de casillas, se sabía con precisión cuánta gente votó en todas y cada una… bueno, así son las cosas en nuestra risueña patria.
Por cierto, antes que otra cosa suceda: este menda escribió el pasado 29 de mayo que los centros de votación estarían abiertos 10 horas (cierto), y que con 10 minutos por elector, daba tiempo para recibir solo 60 votos (5.01% del listado); pero (‘mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa’), no multiplicó por los ocho espacios de votación (las mamparas esas con cortina de plástico), que permiten el voto simultáneo (con excepción de las casillas especiales en las que hay hasta 20 lugares, pero del total de 83 mil 848 solo 245 fueron de esas, así que no pintan). Como sea, con casillas retacadas y los ocho lugares de votación ocupados al mismo tiempo todas las diez horas, daba para captar solo el 40.08% de votos (5.01% por 8)… o sea: casi el 60% del electorado nunca estuvo considerado en el proceso. Bonita cosa.
De regreso al maravilloso (Sheinbaum ‘dixit’), resultado del domingo, a ese 13% de electores habría que restar los votos nulos e inválidos. Ignora este junta palabras como estimó el diario Reforma, que eso suma el 20% de los votos emitidos, pero seamos moderados y digamos que es solo el 10%… y ya casi estamos en un 10% de votantes. Fracaso es fracaso.
Y no nos pongamos de cuenta chiles con lo que costó el chistorete macuspano, pero el tenochca ilustrado tiene muy presente que el presupuesto final aprobado al INE fue de 6,219 millones de pesos, más 800 de ampliación para un total de 7 mil 19 millones de pesos, de los que 6 mil 106, se fueron a la basura. Pero para eso somos los ricos del barrio. Sí, señor, que no haya miseria… dinero hay para aventar para arriba.
Para darnos una idea del tamaño del fracaso de este domingo del honorable gobierno cuatrotero, se le recuerda que frente a nuestro estimado de 13% de votación, en 2011 en Bolivia, cuando sus primeras elecciones de tribunales superiores, los votos válidos fueron el 21.33%; en los comicios del 2017, votó el 19.02% y en los más recientes, los del 15 de diciembre de 2024, en Bolivia votó el 67%. Con respeto, estamos peor que Bolivia (pero allá no eligen a jueces ni magistrados, no son tarugos). Y así, para la señora del segundo piso, fue “inédito, impresionante, maravilloso, democrático”.
Otra manera de ver lo del domingo, es desde el punto de vista de Morena, no tanto el eficaz desempeño de la señora Alcalde que funge y finge de presidenta de ese muégano, sino de Andy, Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización del partido de su papá; Andy hizo cuanto pudo para movilizar votantes, lo derecho y lo chueco, en secreto y en público… y el resultado es un esquelético, ridículo 13% de votantes. Y que a él se puede atribuir cuando menos parte de la responsabilidad de este chasco electoral, no lo dice este su texto servidor, lo dijo ayer el Wall Street Journal, un periodiquito yanqui:
“Como importante dirigente de Morena, él está a cargo de tareas cruciales del partido, como conseguir miembros, organizar reuniones públicas y asegurar que los trabajadores sindicalizados, los agricultores y los beneficiarios de los vastos programas de bienestar social del gobierno acudan a votar. La mayoría de los votantes fueron simpatizantes de Morena y mexicanos de bajos recursos movilizados por la maquinaria política de López Beltrán”.
Dirá un amigo de Andy que no es así, que es una elección especial, nunca antes vista, que es injusto cargarle la responsabilidad. Está bien. Entonces veamos los resultados obtenidos en Veracruz y Durango:
En Veracruz se eligieron alcaldías. De sus 212 municipios Morena tenía 130. Con el 99.9% de las actas contabilizadas, la gobernadora (es un decir), Rocío Nahle salió a reconocer que Morena perdió casi la mitad: 60 alcaldías, se quedan con 70, de las que Morena sin el Verde, solo ganó 12. ¿Así o peor, Andy?
Pero en Durango… ¿en Durango qué?… allá hay 39 municipios, con el 96.1% de las actas computadas, Morena perdió dos alcaldías de las 18 que tenía; la oposición se queda con 20 y los otros tres municipios están muy reñidos. Da lo mismo: para las ínfulas y prepotencia de cuatroteros y similares, lejos de “arrasar”, retrocedieron. ¡Muy bien Andy, muy bien!
Más le vale a la Presidenta, bajarle al triunfalismo y ser objetiva. La cosa va mal… para ellos, los invencibles. En política resucitan los muertos.