29 de marzo de 2024

Viejo cochino: La Feria

SR. LÓPEZ

Algo sabe usted acerca del catolicismo modelo Torquemada, que se practicaba entre las damas de la rama familiar materno-toluqueña de este menda. Tía Jose (Josefina), era líder de las extremistas: el fundamentalista islámico más apasionado, de chaleco con dinamita, era un flan frente a ella. Para que me crea: que viera a un doctor era un triunfo, porque antes, pedía recomendaciones y los investigaba. Uno, no, porque era masón; otro, tampoco, porque era divorciado (¡qué horror!); aquél, ese, especialista en el mal que padecía, con doctorados de la mitad de las universidades de Europa, menos, que era judío y “esos crucificaron a Nuestro Señor”.

Una noche, temprano, tío Agustín, sufrido esposo de la muy católica tía Jose, llamó por teléfono al Jefe de Proveeduría y Disciplina del campo en que fue adiestrado su texto servidor, López padre -de los de Jalisco, no de Tabasco, digo, no vayan a confundir-, rogándole fuera al Sanatorio Durango, porque Jose no se quería bajar del coche a que la vieran en “Urgencias”, y estaba hirviendo en calentura, con un mal intestino-hidráulico, terrible, desde hacia una semana y que dada la frecuencia y volumen de las católicas deyecciones de la casta tía, amenazaba en terminar en tragedia municipal, pero la señora se atrancó dentro del coche, negándose a que la atendiera un desconocido, tal vez de mala vida y moral dudosa (ella razonaba -?-, que de eso dependía la calidad de la atención médica, de la calidad moral del galeno: -“La moral es el cimiento de todo” –sentenciaba y nadie le hacíamos caso).

Tío Agustín le habló a López Sr., sabedor de su fuerza física (era un orangután), y sus muy pocas pulgas (menos que el Llanero Solitario, o el Santo defendiendo su máscara). Este menda, queriendo presenciar la escena, se ofreció a acompañarlo, solicitud aprobada en original y copia por doña Yolita, la dulce consorte de don Víctor. Llegamos, mi progenitor bajó de su coche y caminó al de tío Agustín y sin decir una palabra, abrió la portezuela del lado de la tía (casi le arranca la mano a la pobre), la sacó, la cargó como si pesara lo que una almohada (era gordita), y la llevó a “Urgencias”, tío Agustín era chaparrín y caminando repetía muy mortificado: -“Es por tu bien Jose, es por tu bien”.

Don López, cargándola, parado frente al mostrador de la Recepción, dio instrucciones, como chiflido llegaron médicos y enfermeras y la tendieron en una camilla con ruedas, pero tía Jose se revolvía y tiraba patadas (usaba medias de popotillo, supo este López en esa ocasión), entonces don López padre, dijo al doctor: -“Si quiere se la dejo amarrada” –y tío Agustín exclamó casi llorando: -“¡Eso, no, don Víctor, eso no!”. Luego dijo el médico que poco más y hubiera muerto la tía, que no le dirigió la palabra a López padre, casi dos años. Es que… de veras.

El “Informe de Estudios Económicos” de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), sobre la situación que guarda nuestra economía, fue presentado en público y explicado con pedagogía Montessori el pasado viernes 3 de este mayo, por un señor que antes fue secretario de Relaciones Exteriores y secretario de Hacienda de este nuestro risueño país, de nombre José Ángel Gurría, quien desde hace trece años es secretario General de la importantísima OCDE (en todo el planeta).

Para la OCDE, según don José Ángel, “Petróleos Mexicanos (PEMEX) es un factor determinante en la macroeconomía mexicana” (nota de El Economista) y que (…) “debido a su estado financiero, representa un riesgo para la estabilidad del país, y podría ser un peligro para la calificación crediticia de México en los mercados de deuda soberana, lo que significa que “se podrían aumentar los intereses para la deuda mexicana, lo que restaría recursos a otros sectores importantes como la salud, educación y desarrollo social”.

Don José Ángel explicó: “Pemex se encuentra en contingencia debido a la política fiscal que se le aplicó en las últimas décadas (de la que él asumió la responsabilidad que le toca, pues fue Secretario de Hacienda de 1998 al 2000), pues se le quitaban 70% de sus ingresos brutos, causando un ‘agujero artificial’, que se cubría con deuda”. Y también dijo que es más crítica la cosa pues el 30 de abril pasado, el actual gobierno federal anunció que Pemex perdió 35 mil millones de pesos, en el primer trimestre de este año, mientras en el mismo periodo del año anterior ganó 113,300 millones, a causa de la baja en ventas del 10.4% (por nuevos competidores en el mercado mundial), el aumento de precio y la estrategia contra el huachicoleo.

Planteó soluciones posibles (tontos no hay uno en la OCDE), no sin anotar que “es complicado combinar la política de austeridad del gobierno actual, con la deuda y necesidades que tiene la petrolera de aumentar la producción, rehabilitar las seis refinerías existentes y construir una más”. Y afirmó que “Pemex requiere una reestructura profunda”,

¿Sí?… ¡pues no! El mismo viernes, la secretaria de Energía, doña Rocío Nahle, declaró muy fresca que no está de acuerdo con la información que brindó la OCDE: “Eso es lo que piensan ellos, nosotros pensamos otra cosa” (¡padre!)

También el mismo viernes, desde Monterrey nuestro Presidente de la república, declaró: “Con todo respeto, Gurría no tiene mucha autoridad moral. A veces se olvida lo que han hecho los servidores públicos y suele pasar que no pierden su respetabilidad los que han llevado a la banca rota al país (…) ¿Saben ustedes cómo se le conocía a Ángel Gurría, como el ‘ángel de la dependencia’, porque él pronosticó que llegaban los tecnócratas para quedarse por siempre (…), pero fíjense qué sabio es nuestro pueblo, el día primero de julio del año pasado dijo ¡basta! (y agregó que van a) demostrar que hay otra manera de gobernar el país sin corrupción con eficiencia y en beneficio del pueblo de México”. ¡Listo!

A ver fifís, fíjense: los resultados del estudio de la OCDE no valen porque su secretario general es un viejo cochino.

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