10 de octubre de 2024

No oigo, soy de palo: La Feria

SR. LÓPEZ

Los abuelos maternos de este menda estuvieron casados 57 años, hasta que don Armando pasó a la definitiva condición de fiambre. No se hablaron los últimos 50 años. Al menos entre los nietos eso no llamaba la atención pues toda la vida los vimos sin dirigirse la palabra y en recámaras separadas. Ya muy viejita la abuela Virgen (la de los siete embarazos), este López le preguntó la razón, porque el difunto abuelo fue un caballero de fina estampa y modales impecables, guapo de cortar el hipo igual que ella, que de jóvenes fueron de esas parejas que la gente mira con envidia por la calle. La abuela muy sosiega respondió: -Como no me hacía caso en nada dejé de hablarle, pensando que algún día preguntaría mi parecer sobre algo… y ya ves, se me fue el tiempo –bueno, cada quién.

Parece que el Presidente está empeñado en recuperar el terreno perdido durante las dos semanas que estuvo aislado, Covid-19 mediante, y que tiene el propósito de recuperar su primerísimo lugar en declaraciones de esas tan suyas, modelo ‘y retiemble en sus centros’. El lunes en su primera aparición, hizo la apología de las bondades médicas de no usar cubrebocas y ayer soltó el siguiente reconocimiento al personal sanitario nacional:

“Hay algo que quiero destacar, a pesar de que en algunos casos ha habido necesidad de relevos por largas jornadas, incluso por el cansancio, la falta a veces, de medicamentos, no han habido protestas de las enfermeras, de los médicos. Han actuado con una responsabilidad ejemplar. En otros países, ha habido paros en hospitales, protestas, esto no quiere decir que aquí en el país no se hayan padecido carencias, sino que el personal médico se entregó de cuerpo y alma a su misión de curar, de sanar vidas, esto es extraordinario”.

Dejando de lado las peculiaridades de su hablar, el contenido es lo que llama la atención. Según él ‘a veces’, han faltado medicamentos y NO ha habido protestas del personal de salud. Algo anda mal.

La falta de medicamentos y de equipo de protección para el personal sanitario, es un clamor; y esas carencias son reales, lo prueban dos rotundas realidades: México tiene un porcentaje de muertos cuatro veces superior al promedio mundial y ocupamos el penoso primerísimo lugar de personal de salud contagiado y fallecido. Pero a lo mejor a él le informan que no es cierta la carencia de suministros médicos… y lo cree.

Pero eso de que nuestros mártires de la salud no han protestado, ya es más difícil de aceptar que lo crea. En no pocos estados y en la capital del país, son numerosas las protestas, marchas y amagos de paro del personal sanitario exigiendo medicamentos y equipo de protección contra el Covid-19, denunciando amenazas y despidos por protestar junto con una petición sobrecogedora: que no se oculte el verdadero número de fallecidos de entre el personal sanitario que atiende enfermos del virus. Algunas de estas manifestaciones han sido frente a Palacio Nacional, es difícil creer que el Presidente no se haya enterado. Pero lo niega sin darse cuenta que con eso muestra su gusto por el ninguneo. Mala cosa.

Ayer también, con esa su sonrisa que cautiva, el Presidente afirmó que va a la baja el número de contagiados. Juega con la verdad para jugarle la cabeza al respetable. Dice eso para referirse a que ha bajado el ritmo de los contagios entre enero y los primeros días de febrero, pero el número de enfermos sigue subiendo, ayer llegamos a 1’936,013 contagiados y 166,731 fallecidos, sube, sube diario, nada que aliente el optimismo.

También aseguró respecto del presupuesto al sector salud: “(…) antes de la pandemia se decidió incrementar el presupuesto en 40 mil millones de pesos”. Perdone usted señor Presidente pero eso es MENTIRA:

Con datos de Hacienda, el presupuesto del 2019 fue 32,212 millones más que el año anterior, pero gastó menos (ya ve que estamos en austeridad y combatiendo la corrupción), efectivamente, dejó de ejercer poco más de 16 mil millones, la mitad del incremento, el subejercicio más alto en los últimos cinco años y para 2020, el presupuesto subió 4,332 raquíticos millones de pesos.

O sea, entre el incremento real de 2019 y el presupuesto de 2020 el aumento es de 20 mil y pico de millones… ¿y los 40 mil de incremento apá?; con un añadido de terror, a qué área se imagina que en 2020 se le bajó el presupuesto… a la Dirección General de Epidemiología, la responsable directa de cositas como la pandemia, que tuvo una reducción del 9.48% Y tenga muy presente que no se registró ningún gasto extra en 2020 por la pandemia. Este gobierno vive en una austeridad muy parecida a la mezquindad.

El Presidente, al alardear de esos 40 mil millones, tal vez se refería al fondo que por esa cantidad tiene desde el 2020 el dichoso Insabi. Cierto, pero ese fondo forma parte del presupuesto total del sector, no altera la realidad del subejercicio en salud ni otra gran verdad: durante 2020 no se registró ningún gasto extra por la pandemia.

Nada de esto altera el entusiasmo de los no pocos pero no tantos, que creen a pie juntillas lo que dice el Presidente. No hay problema, ya votaron en 2018 y en 2024 se hace el corte de caja.

Lo que indigna es que los secretarios de Salud y Hacienda, secunden sus estrambóticas declaraciones y decisiones pertinaces. Se vale renunciar.

Es un asunto de responsabilidad ante la nación y de respeto propio a menos que esté pasando otra cosa: que le estén dando por su lado, sabedores de lo mucho que le pueden dosificar la información.

Un Presidente en México puede ser la persona mejor o peor informada; al presidente López Portillo le manipulaban sus actos públicos con aplaudidores pagados y hasta la prensa diaria (consta al tecladista); lo mantuvieron en una burbuja de fantasía, dejándolo creer que era más popular que la Adelita, trabajando a sus espaldas para atenuar sus estropicios.

Eso puede estar pasando aunque por su terquedad, lo más seguro es que sea él quien no los oye gobernando con la vieja máxima de ‘no oigo, soy de palo’.

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La Feria: Consentidora

Sr. López Quien no conocía a tía Carlota, si la oía regañar a sus tremendos cinco hijos varones, pensaba que era un monstruo y que