5 de octubre de 2024

LA FERIA: Sin ilusiones

Sr. López.

Tío Cacho se llamaba Pancracio, era del lado paterno, de los de Autlán, y ranchero rico (rico de pueblo, o sea, menos pobre que los demás), allá en la segunda década del siglo pasado. Contaba la abuela Elena que su fama era que no usaba más de siete palabras: sí; no; ve; ven; quiero; ten; dame.

Su esposa, tía Linda, decía que a ella le decía más palabras pero no decía cuáles; bueno, tuvieron 14 hijos, usted imagínelas.

A la peonada la manejaba con gestos. Sus tratos los cerraba con un apretón de manos. Y algunas diferencias las arregló con el dedo índice (en el gatillo). Y así y todo, era muy respetado porque siempre cumplía y nunca se supo que dijera una mentira.

Historias de pueblo.Ayer, bendito sea el Buen Dios, nos dimos el gustazo de no oír otro discurso del señor que ya sabe usted y del que este menda no volverá a escribir su nombre a menos que intente o pretenda influir, en el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo; o que recaiga en su vicio de ventilar la garganta en público. Ya hizo lo que hizo. Ya el tiempo hará su chamba y quedará en donde sin duda, le corresponde en nuestra historia.

Pero eso sí, va a estar difícil que algo que haya hecho, por muy bueno que haya sido (se solicita información), oculte el más de un millón de muertes evitables e innecesarias de su gobierno omiso y ya sabremos si también cómplice… y si algo pudiera tapar esa inmensa montaña de cadáveres, ahí estarán por siempre miles de niños muertos por falta de tratamiento médico.

Punto.Doña Sheinbaum ya presidenta de México, dijo su obligado discurso de toma de posesión del cargo ante el Congreso. Bueno. Pronunció 4,422 palabras (nueve cuartillas), ni muchas ni pocas.

López Portillo en su momento dijo casi 10 mil; Ruiz Cortines, arribita de tres mil (estos dos datos de Manuel Toral, en Nexos del 6 de diciembre de 2018; no anda uno haciendo caravana con sombrero ajeno).Dedicó 373 palabras (8% de su discurso), a alabar a su antecesor, hasta lindar con lo cursi.

No hacía falta pero hacía falta, porque la señora Presidenta tiene que asegurarse que estén sosiegos los que tanto gritaron lo del honor por estar con el señor. Además, si no lo menciona o insinúa el menor indicio de deslinde, se hubiera arriesgado a una revuelta morenista y no es el tiempo.

Ya luego, si de veras quiere gobernar ella, sin tener que mencionarlo ni atacarlo, se podrá hacer de la plaza. Debe hacerlo.

Ningún país del mundo se gobierna con dos cabezas (por su cuenta revise el risible triunvirato en México de 1823-1824).Por cierto, eso de que doña Sheinbaum va a estar sometida al ya ido, porque tiene miedo a que le vaya a mangonear el proceso de revocación de mandato, es una tontada.

La votación para revocar el mandato de cualquiera que esté en la presidencia, procede a petición exclusiva del 3% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral (de al menos 17 entidades federativas), hecha en el primer trimestre del tercer año de gobierno para celebrar la consulta en el segundo trimestre (Ley Federal de Revocación de Mandato, artículos 7, 9 y los demás).Tres años en política son una eternidad y para ese entonces, la señora Sheinbaum va a estar muy firme en La Silla, haga lo que haga y va a hacer mucho porque no tiene un pelo de tonta y sabe muy bien que recibe el gobierno con varios candados de seguridad en su partido, en gobiernos estatales y el Congreso, impuestos por la inseguridad y complejos (muy justificados), del falso prócer autodesignado que se retiró antier entre nubes de incienso (pagado), aunque, todo hay que decirlo, hay mucha gente que sí lo quiere, como siempre quieren al que trae la maleta del dinero (y más si lo reparte)… y ahora la del dinero es la señora. Está fácil (bueno, no tanto, pero no está difícil, el poder es el poder y la lana la lana).Llama la atención de este junta palabras, que en su discurso ante el Congreso, la ya Presidenta, dedicó al mayor problema del país, la inseguridad pública generalizada, 166 palabras, el 3.75% de las 4,422 que pronunció. O trae plan con maña y no quiso soltar la sopa o minimiza no solo lo más grave que sucede en México sino su primera obligación, la indispensable para cualquier otra cosa o proyecto.

Mala señal. La inseguridad pública no es cosa de ideología de izquierda o contra-neoliberal, es cosa práctica, importantísima y urgente. Muy amplia porción del territorio la controlan, si no es que la gobiernan, los criminales. Señora, váyase enterando.

El también grave asunto de la corrupción inocultable ya enquistada en la estructura del gobierno federal a muy alto nivel, si no es que al máximo, civil y militar, lo despachó con menos palabras todavía, 104 (de 4,422, no se le olvide).

Si fue así de parca por no incomodar al convidado de piedra ahí presente, o por no alertar a las alimañas protegidas por el gobierno que acaba de terminar, es cosa imposible de saber.

Ojalá en los hechos se vea que al menos la corrupción regresa al albañal y deja de enseñorearse en los despachos oficiales del más elevado rango. Ya se verá, pero hay lugar al escepticismo.

A la inevitable y vital política exterior, a nuestras relaciones con el mundo, dedicó ¡46 palabras! en dos párrafos separados.

México, tenemos un problema.Y nuestra relación necesarísima con los EEUU en el marco del T-MEC, del que cuelga la economía nacional, la mencionó con 83 palabras, hilvanando lugares comunes.

Sí, tenemos un problema.La señora aventó la pedrada al hablar de relaciones exteriores de que “no nos subordinamos” y al mencionar nuestra relación con los EEUU, olvidó hablar de migración y seguridad fronteriza, pero eso sí, dijo que “nos complementamos”… y eso es entre iguales y no, no somos iguales a la primera potencia del mundo, los EEUU aguanta pagando el precio que fuera, cancelar del T-MEC, México estallaría.

Bueno, ojalá sea nada más un discurso más de esos de siempre de nuestros presidentes al asumir al cargo: “flatus vocis”, palabras vacías. Toca esperar sin pesimismo pero eso sí, sin ilusiones.

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