Sr. López
Por un enredado asunto de faldas que sería muy impropio detallar aquí (es para mesa de amigotes y señoras de amplio criterio), un señor de Autlán fue a ver a un tío de la abuela Elena, para decirle: -No es que me caiga mal su chamaco, pero nomás le aviso, donde lo vea, lo mato, y si no yo, mis hijos o mis nietos, pero delo por muerto –y ese es el origen de los López Michel en Australia. Rigurosamente cierto.
Ayer en Washington a las 15:30 horas, se inició la reunión de trabajo con Marco Rubio, secretario de Estado de los EEUU, con los cinco secretarios y el Fiscal General, de México, que la presidenta Sheinbaum mandó a caerle bien al tal Rubio y hablarle bonito, para que les crea que acá se está haciendo lo posible y en especial lo imposible, para combatir nuestro crimen organizado y contener el tsunami de fentanilo que en el país vecino es una tragedia que nunca habían padecido.
Por el ataque japonés a Pearl Harbor de diciembre de 1941, murieron poco más de 2,400 militares y civiles estadounidenses. Los EEUU antes de echarle dos bombas atómicas a Japón, se dieron el gusto de bombardear su capital con napalm, durante nueve meses, manteniéndola en llamas. Hiroshima, Nagasaki y Tokio, no eran objetivos militares, se trataba de machacarlos y lo hicieron: más de 300 mil civiles muertos, un indefinido número de heridos y un millón de desplazados. Los arrasaron.
Por los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11S), en Nueva York, Virginia y Pensilvania, murieron casi 3 mil personas. Los EEUU invadieron Afganistán 20 años y murieron unos 50 mil afganos; también invadieron Irak casi nueve años; hubo 150 mil iraquís muertos (o iraquíes, es al gusto).
Por consumir opioides, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los EEUU, de 1999 a 2019, murieron 500 mil estadounidenses; pero es casi imposible encontrar el total de fiambres al fin del 2024.
Parece que el total de muertos por ese veneno es de un millón 200 mil, según dijo en el Seminario 4 20, ‘Epidemia de fentanilo y violencia en México’, el médico de la UNAM, Enrique Cifuentes García, que no es un pelagatos, es doctorado en salud pública de The London School of Hygiene & Tropical Medicine, y se desempeña en el Hospital Monte Sinaí, de Nueva York.
O sea, en el sexenio anterior, el de ese que NO vive en Palenque, por consumir opioides en los EEUU, murieron entre 750 mil y 800 mil personas. Digamos que por fentanilo Hecho en México (¡la marca!), sean menos, póngale 500 mil (en el sexenio del transformador de Macuspana, no se le olvide). Y lo de Hecho en México, es así, los EEUU saben que el 98% del fentanilo ilícito les llega de México (no hay que calumniar a Canadá), y los enloquecía que el anterior arrimado en Palacio, negara con pertinacia que se hiciera fentanilo en México. Ahora es momento de comparar con lo de Pearl Harbor y el 11S.
Alguno dirá, sí, pero no es lo mismo que ataques militares o terroristas, porque a esos que se han muerto por meterse fentanilo, nadie los obligó, ellos solitos y por su gusto, lo compran se lo tragan y se mueren. Sí.
Pero hay un detallito: se mueren porque nuestros criminales hacen mal su mercancía, gradúan mal la dosis por pastilla; dos miligramos, matan y de lo que las autoridades de allá, incautan de fentanilo proveniente de México, la mitad de las pastillas tiene dos y más miligramos; si lo graduaran bien, no habría muertos. Le dije, es un detallito.
Las proyecciones del gobierno yanqui son que de no contenerse ese flujo (¡ya!), para el año 2030, se les podría duplicar el número de muertos. El país más poderoso del mundo nunca ha tenido una mayor amenaza y por eso, para el tío Sam, en lo del fentanilo nada es negociable.
Nuestro gobierno sabe que la cosa está que arde (¡el Trump anda suelto!), por eso doña Sheinbaum en el mes de plazo que le concedieron, se aplicó a sumar lo más posible de éxitos en el combate al fentanilo. Su Batman Harfuch, informó a fines de enero haber destruido 139 laboratorios para elaborar ese veneno y haber detenido a 10,148 narcos. ¡Vaya!, ya es algo. Con razón su optimismo ante la cita con el Marco Rubio, ya casi vencido el plazo en el que el Trump nos aplica aranceles. ¿Sí?, pues no.
Ayer, Kevin Hassett, director del Consejo Nacional de Economía de EEUU, en entrevista televisada, informó: “El progreso que se ha logrado hasta ahora, del que ya fuimos informados, no fue tan impresionante como esperaba el Presidente. Y creo que es por eso que tomó la medida que tomó” (aplicar los aranceles). Y el Trump lo reiteró, no está satisfecho.
¿Cómo es posible… qué quieren?… mire, lo que pasa es que a doña Claudia Escutia le juega chueco o está rodeada de incompetentes. No satisface eso al Trump porque en julio de 2023, en la reunión Trilateral, México, Estados Unidos y Canadá, el gobierno del que NO vive en Palenque, informó que había destruido 1,788 laboratorios.
El hijo inolvidable de Macuspana siempre negaba esto, en mayo del 2023, dijo: “Jamás hemos producido, maquilado o comercializado fentanilo” (¿hemos?); pero luego de la Trilateral, explicó: “En México sí hay producción de fentanilo, pero solo se ‘troquelan’ pastillas”. ¡Qué listo!
Es tal el apuro de doña Sheinbaum, que ayer, antes de que se iniciara la reunión con el tal Rubio, les mandó un paquete de 29 narcos extraditados (algunos contraviniendo nuestras leyes… son cosas de la soberanía en tiempos de Trump). Pero los yanquis están más interesados que en esos pelados bota punta pa’rriba, en unos seis gobernadores y exgobernadores, otros seis exsecretarios y secretarios (actuales) del gabinete, unos cuantos generales y… ¡ay, Diosito!, en su mero padre, que lo tienen en remojo. Y eso ella no lo va a permitir, a cualquier precio.
Saliendo de la reunión con don Rubio, nuestro Canciller dijo que fue “una reunión muy positiva, una reunión que cumplió muy bien con todas las expectativas”. Si es cierto, no nos lo dirán, pero son las expectativas de EEUU.
En lo que se aclara, ¡qué linda es Cuba!