Sr. López
Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, tenía límites. Increíble. Iban de viaje de prácticas a la Sierra Tarahumara, la prima Alicia y algunas compañeras suyas de Trabajo Social, pero a Alicia mamá, le dio miedo y pidió a Pepe que fuera con ellas, a cuidarlas, y le dijo muy serio: -Yo encantado, tía, pero no respondo, parece que no me conoces -fueron solas.
Ayer aclaró la Presidenta que los vuelos de los EEUU (¡de la CIA!), para espiar a México, están bien: “(Son) colaboraciones que se hacen desde hace muchos años entre el gobierno de Estados Unidos y de México, y todas las veces es bajo petición del gobierno de México (…)”. ¡Haberlo dicho antes!
Porque antes, el 11 de febrero, en la mañanera, al hablar sobre esos vuelos metiches, el secretario de la Defensa, general Ricardo Trevilla, declaró: “No lo podemos descartar (el espionaje) porque no sabemos qué es lo que hicieron, ellos no violaron el espacio aéreo nacional (…)”. O sea: no sabemos qué hicieron pero sí sabemos que no lo hacen en nuestro espacio aéreo. ¡Vaya!
Luego, la Presidenta -dos días después de que mi general Trevilla, informó que estaba en Babia-, ratificó que eso de los aviones espía de EEUU: “no nos alarma, vuelan en su territorio”. ¡Bendito el gran Dios!
Pero como la señora está en todo, ayer aclaró la metida de pata del General a sus órdenes, quien según ella, dijo eso porque no se sabía qué habían hecho los agentes estadounidenses: “No sabemos exactamente”, y agregó como para matizar, que “no es la primera vez que hay un vuelo de este tipo (…)”. ¡Qué consuelo!
La doña de México, ayer agregó a sus galanas declaraciones, tranquilizando al gallardo tenochca simplex, listo a defender el sacro espacio aéreo mexicano, que “se pedirá una explicación a autoridades estadounidenses”.
¡Úchale!, ya estaba su texto servidor guardando la resortera para defender a la patria de los masiosare y la señora nos sale con que va a pedir una explicación… ¿en qué quedamos?, ¿son o no realizados esos vuelos, todas las veces, a petición de nuestro gobierno? Y otra cosita, si los vuelos siempre se hacen a petición de México, ¿cómo es que no saben qué hicieron?…
La verdad es que ella no sabe qué pasa. Ni lo sabe su General Secretario de la Defensa Nacional. Menos uno, exiguo tenochca simplex de nivel banqueta. Saben los yanquis.
Apenas el 14 de febrero, ante el Senado de los EEUU, el general Gregory M. Guillot, comandante del Comando Norte, informó que hacen esos vuelos sin autorización de México, clarito, sin posibilidad de interpretaciones cuatroteras. Aunque -todo hay que decirlo-, don Guillot agregó que comparte información con nuestras autoridades. Ha de ser… toda.
Por cierto, la Presidenta también en su madrugadora de ayer, añadió que las “acciones bilaterales” (de las que va a pedir explicaciones), se enmarcan en cuatro principios: responsabilidad compartida, confianza mutua, cooperación y no subordinación, y respeto a la soberanía.
Y se queda uno pensando: ¿responsabilidad compartida?… después de que el anterior arrimado en Palacio, en enero de 2021, le cambió las reglas de juego a la DEA, FBI, CIA y espías en general de los EEUU en México. Les quitó la inmunidad diplomática, pidió sus nombres y les exigió informes mensuales escritos, entorpeciendo no poco su trabajo, cobijado por acuerdos firmados por México y los EEUU.
¿Responsabilidad compartida?, después de que en abril del 2022, el cuarto transformador nacional, ordenó disolver la Unidad de Investigaciones Especiales, la selecta unidad antinarcóticos de México que durante unos 25 años trabajó mano a mano con la DEA, lo que debilitó según la gente de la DEA, el combate a los grupos del crimen organizado.
¿Responsabilidad compartida?, cuando el gobierno del visitante frecuente a Badiraguato, en mayo del 2022 prohibió la operación en México del avión que la DEA tuvo acá desde la década de 1990, por lo que “fuentes de la DEA”, dijeron: “Esto hará que las cosas se detengan (…) el avión tenía un valor incalculable para nuestras misiones (…) era muy importante para que la DEA pueda funcionar y ser eficaz en México”.
Señora Presidenta, tiene que hacer algo para que el tío Sam no sonría malvadamente al enterarse de sus declaraciones.
De la “confianza mutua”, no hay mucho que decir. La confianza que nos tienen se refleja en lo que el gobierno de EEUU, ha dicho por escrito el 1 de febrero de este año, para justificar los aranceles que nos van a zambutir: “Las organizaciones mexicanas de narcotraficantes mantienen una alianza intolerable con el gobierno de México. El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros para que los carteles se dediquen a la fabricación y transporte de narcóticos peligrosos (…)”
Qué tanta confianza pueden tener en nuestro gobierno cuando el director de la DEA, Terry Cole, dijo apenas este 11 de febrero: “Los cárteles mexicanos de la droga trabajan mano a mano con funcionarios corruptos del gobierno mexicano a altos niveles”. ¡Altos niveles! No mucha confianza cuando el vicepresidente de los EEUU, el tal Vance, declaró el 2 de febrero pasado: “Pobre, triste México. Los cárteles internacionales de la droga operan libremente (…) y México no puede hacer nada al respecto”. Sí, es confianza mutua, tanta que el confianzudo Trump acaba de decir antier: “México desde hace años, pero ahora especialmente, está dirigido por los cárteles”.
Tanta confianza mutua que ayer ya declararon que nuestros narcos son organizaciones terroristas. Ándese con cuidado doña Sheinbaum, parece que va a llover, el cielo se está nublando. Y nadie en México va a llorar cuando el tío Sam les rompa la crisma a los criminales, en especial a los del gobierno.
Nunca en más de dos siglos de ser país, se dijo jamás que nuestro gobierno fuera cómplice de delincuentes. Es obligado aceptar que sí hubo transformación porque transformar también es alterar, desvirtuar, distorsionar y desfigurar. De verdad nos transformaron pero con el Trump, parece que se les acabó la fiesta.