26 de abril de 2024

El Banco de Chiapas

José Antonio Molina Farro

“Hay que mirar atrás para ver hacia adelante”.Vasconcelos dice: “Hay libros que leo sentado y libros que leo de pie”. Estos últimos cuando su lectura lo llevaba a una exaltación casi litúrgica. El Dir. del Museo Regional de Chiapas, Dr. Valente Molina Pérez, prestigioso historiador de gran calado, nos ilustra sobre pasajes sustantivos de nuestra historia local y nacional.

Con fuentes documentales de primer orden, el autor del libro que intitula esta columna, reafirma su densidad intelectual y nos explica, con hondura y amenidad, sobre cómo se creó y desarrolló en 1902 la primera institución bancaria formal en Chiapas, con sede en Tuxtla Gutiérrez y ligada a fuertes inversiones de capital privado en México para generar riqueza.

El libro no tiene desperdicio, nos ayuda a entender el porqué de la exclusión de los circuitos financieros, hoy día, del casi ochenta por ciento de la población chiapaneca. Franklin Everett, empresario norteamericano cuya efigie apareciera en los billetes, obtuvo la concesión del gobierno de Porfirio Díaz para crear el banco, cuyo propósito principal era financiar la construcción de un ferrocarril, como medio de comunicación para dinamizar la economía de Chiapas y el Soconusco.

Temo contaminar lo sustantivo del texto por una interpretación subjetiva y, por lo mismo errónea, de ahí que ruego se me permita la trascripción literal, con ligeros matices, de algunos párrafos de este interesantísimo libro.“Para 1897, cuando en México surge, por mandato de Porfirio Díaz la Ley General de Instituciones de Crédito la cual impulsaba la apertura de bancos locales, Chiapas vivía un intenso proceso de cambios políticos y sociales.

Los contrastes sociales, al igual que hoy, eran brutales. Con excepción del Soconusco, muchas poblaciones alejadas de la capital vivían en la pobreza.

Hacía apenas cinco años que Tuxtla Gutiérrez había sido nombrada capital definitiva, generando múltiples reacciones entre liberales y conservadores… El gobernador Francisco León priorizaba la educación, construcción de caminos y estrategias para elevar los ingresos vía recaudación… menguaba así la presión de grupos antagónicos… El pago en especie prevalecía entre mercaderes y arrieros, principalmente en la población indígena… En los pueblos más concurridos, los préstamos con los adinerados o dueños de las casas comerciales eran comunes, a partir de la Desamortización de los Bienes Eclesiásticos, que acabó con el poder de la Iglesia como instancia crediticia y financiera… el gobierno no se preocupó por suplir esta función… Entonces proliferaron prestamistas y usureros que cobraban réditos altos a propietarios en general, para pagar sus deudas al gobierno y no perder sus propiedades con remates al mejor postor”.

“En Chiapas no hubo repercusión alguna de los primeros bancos establecidos en el país; la distancia con la capital de la república y la falta de vías de comunicación, fueron el principal obstáculo para poder encajar en el sistema económico de la nación.

Las grandes instituciones financieras asentadas en nuestro país, no tuvieron eco en este reducto sureño… Chiapas estaba alejado de los poderosos banqueros inversionistas que generaban bondades económicas centradas en créditos o ferrocarriles… Había, sí, casas comerciales que otorgaban préstamos a quienes tenían solvencia para pagar los intereses.

En Tuxtla don Vicente Farrera estableció una casa comercial y otra en San Cristóbal; su hijo Ciro Farrera continuó con esta actividad en 1890.

En Tonalá Leopoldo Gout, oaxaqueño de padres extranjeros, instaló la Casa Gout. Otros personajes como los hermanos del Cueto, llegaron a Chiapas en 1800 e instalaron casas comerciales en Tonalá y Tuxtla, daban préstamos y llegaron a ser agentes de bancos nacionales allá por 1908. Incluso, de acuerdo a la tradición oral, el gobernador Rabasa recurrió a ellos, pues las arcas del gobierno estaban en quiebra”… algo particular, “Estas casas comerciales daban préstamos tanto a gente solvente como a jornaleros que pagaban con la raya semanal, muchas veces en especie, como costales de maíz, frijol y hasta animales de carga… la casa nunca perdía… En Tapachula los cafetaleros daban préstamos y cobraban réditos entre dos y cuatro por ciento mensual; era un negocio muy redituable, los pagos eran con café o con propiedades que generalmente perdían los prestatarios, al no poder saldar sus deudas.

Arribaron prestamistas extranjeros que se hacían llamar “banqueros”.

Otros finqueros preferían fuentes de financiamiento extranjeras para soportar sus cultivos a través de casas comerciales alemanas, en donde conseguían préstamos que debían pagarse con café, casi siempre pergamino”.

“La nueva Ley General de Instituciones de Crédito, permitía el nacimiento de bancos con tres modalidades: los refaccionarios a mediano plazo para la industria y agricultura, los hipotecarios a largo plazo, y los de emisión que daban préstamos de hasta seis meses y recibían depósitos.

Estos últimos son los que más proliferaron. En esos años (1899), en Tuxtla Gutiérrez se instalaron los primeros dos teléfonos, en el despacho del gobernador y en la Secretaría de Gobierno.

El 15 de septiembre se inaugura un hospital en las afueras de la ciudad.Con la nueva ley bancaria los inversionistas voltearon sus ojos al sureste. En septiembre de 1901 obtuvieron del Ministerio de Hacienda la concesión para establecerse en Tuxtla Gutiérrez.

Enrique Creel del grupo de los llamados científicos fue pieza clave para que el Presidente diera a los norteamericanos la concesión bancaria. Los nombres plasmados en el documento fueron: Walter Everett, James M. Neeland, Enrique C. Creel y Ciro Farrera, el comerciante más conocido en la capital de Chiapas, que se había unido al proyecto meses antes, como accionista. Este grupo confiaba en que el banco generaría recursos necesarios para pagar la construcción del ferrocarril en Tonalá. Por razones de espacio continuaremos en próximas entregas.

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