25 de abril de 2024

¿DEMOCRACIA SINDICAL? ¿ASÍ? ¡POS CÓMO!

Eduardo Grajales

Imagine que el PRI, PAN, MORENA o cualquier otro partido gana todas las elecciones que se le van presentando. Que no pierde una sola estatal, pero además lo hace poniendo las reglas en su favor, escogiendo sus árbitros, usando millones de pesos para sus campañas sin que estos sean auditados, y todo ello incluso con el aval de los organismos y tribunales electorales operando en su favor.

¿Consideraría que estas elecciones serían trasparentes y democráticas? ¿Cree que habría condiciones para que en la elección presidencial cualquiera de estos partidos pierda con esas circunstancias en su favor? Evidentemente no.

Pues eso es lo que está sucediendo en el SNTE, donde su dirigencia actual hace y deshace en las elecciones para renovar sus Secciones en distintas entidades del país, sin que hasta ahora nadie pueda frenarlos, y a pesar de las impugnaciones que existen en tribunales, y decenas de denuncias y manifestaciones que han expresado grupos de maestros inconformes con los resultados.

Esta situación ha sucedido desde Baja California hasta Yucatán, y a la fecha ninguna autoridad laboral ha emitido por lo menos una ligera recomendación al respecto.

Recientemente el SNTE lo volvió a hacer, volvió a poner en práctica una operación que ha descrito muy bien el articulista, Luis Hernández, y que consiste en realizar incontables estrategias electoreras: mapachismo, carrusel, acarreo, inflado de urnas, alteración de padrones, entre otras comunes ya y altamente efectivas para la imposición de candidatos de la plaga naranja, como la ha denominado el citado autor. Hace unos días la planilla naranja del SNTE, Sección XIV, en Guerrero, ganó con ese modus operandi, que ya se tiene bien identificado y cuyo objetivo es: dividir el voto, mediante el registro de varios candidatos afines a la planilla naranja pero en otras de distintos colores; incrementar el abstencionismo, mediante una pobre difusión a la Convocatoria; y allanar el paso a cualquiera de los apadrinados, generando las condiciones legales para favorecer su proselitismo y obstaculizando el de sus adversarios, incluso ha habido casos en los que se les procura cooptarlos con ofrecimientos políticos o económicos.

De esta manera, el SNTE que dirige actualmente el profesor Cepeda Salas ha ido hilando una serie de triunfos pírricos en diferentes secciones, de las que ya se ha hecho del poder sin preocuparle en lo mínimo la suspicacia que genera su evidente injerencia, y menos aún, sin quitarle el sueño las impugnaciones que siguen durmiendo el sueño de los justos en los gabinetes del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje.

Sabedor de que tiene en la bolsa a esta y otras autoridades que no van a permitir -como hasta ahora se ha visto- que procedan las impugnaciones de algunos candidatos que se han atrevido a dar la batalla, la dirigencia actual navega viento en popa con procesos ilegítimos, ilegales y hechos a modo.

Ya van más de la mitad de secciones renovadas y en ninguna la planilla oficial naranja ha perdido.

Los nuevos liderazgos se encumbraron en un marco de creciente insatisfacción de la base magisterial, que un día sí y otro también se rasca la cabeza al no saber qué hacer ante semejantes imposiciones, y que luego para colmo son publicitadas como actos verdaderamente democráticos.

Que mejor escenario para Cepeda Salas que este en el que va ganando terreno y tomando control de cuanta sección sindical existe, y en las que una vez tomando protesta, sus alfiles tienen la encomienda de controlar todo: presupuesto, bonificaciones, cadenas de cambio, y hasta el mínimo apoyo, que condicionarán a las y los maestros a cambio de su respaldo en el próximo relevo nacional, la joya de la corona.

En estas condiciones es evidente que el profe Cepeda va en caballo de hacienda, totalmente confiado a elecciones supuestamente democráticas, que el mismo incluso se encargará de promover para congraciarse con el presidente de la República, sabedor de qué lleva mano con un terreno allanado y gozando de todas las condiciones que le da el Sindicato.

Así no habrá quien le rebata el triunfo si pretende relegirse o imponer a quien designe para sucederlo…Es decir, la misma receta que hoy se está aplicando en los estados será la misma que impulsará cuando llegue su relevo. ¿Democracia sindical? ¿Así? ¡Pos cómo!

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