Las secuelas tras padecer la Covid-19 incluyen tos crónica, falta de aire (disnea), cansancio, taquicardia, pérdida de olfato o parosmia, en la que los olores y sabores no vuelven a ser los mismos para algunas personas; también están las del tipo neurológico como insomnio o dificultad para concentrarse; y muy frecuentemente las de tipo psicológico: depresión y ansiedad.
Para la especialista en Virología, Susana López Charretón, es importante saber que presentar o no estas secuelas es independiente de si se tuvo Covid severo o una enfermedad leve. No es que se alargue el padecimiento, es que puede ser agudo y después de librar la infección se quedan secuelas graves; esto sucede entre 10 y 15 por cierto de los casos. Son rastros que dejó el virus.
Aunque muchos pacientes tardaron semanas y hasta meses en su recuperación tras infectarse con el SARS-CoV-2, no se puede hablar de Covid largo o como le han llamado muchos medios en Estados Unidos long covid. López Charretón aclaró que en estos casos los pacientes ya no tienen infección, es decir, ya no se detecta el virus, lo que hay son secuelas. Ella descartaría el término pues suena a que se alarga, pero en realidad son secuelas, y no se sabe por qué pasa.
Para la investigadora del Instituto de Biotecnología es necesario recordar que es una enfermedad la cual, aunque ya tiene dos años, no se conoce del todo, por lo que se sigue aprendiendo sobre la marcha.
Aunque no hay todavía referencia a un patrón común, muchos de los pacientes presentan dificultad para respirar, otros insomnio, unos más síndrome de estrés postraumático, depresión, ansiedad, caída de cabello o tos crónica. Para la experta y miembro de El Colegio Nacional cuando mucha gente refería malestares, sobre todo el insomnio, los médicos pensaron que era por una situación de estrés porque tener Covid era una impresión fuerte, un susto espantoso. Se pensaba que eran secuelas psicológicas, que la gente se había puesto muy nerviosa. Existe el síndrome posterapia intensiva, que se presenta por la situación tan estresante de estar en las unidades de terapia intensiva de los hospitales. Se creía que era algo parecido, pero no lo es.
Actualmente, ya se están realizando terapias específicas para las secuelas de la Covid-19. La rehabilitación es muy importante para recuperar la calidad de vida, ya que hay gente que señala que después de seis meses siguen con pérdida de olfato; también ya hay terapias para el insomnio y para los problemas respiratorios. Al principio, los terapeutas tenían mucho trabajo, porque bastante gente tuvo enfermedad severa y secuelas fuertes por inflamación en los pulmones. Después de esto hay que dar rehabilitación para que los pulmones se vuelvan a expandir, hay que ejercitarse.
Todavía no hay resultados de estudios sobre la relación entre las vacunas y las secuelas. Éstas suceden frecuentemente, por lo que hay que seguir con las medidas de prevención y no pensar en salir a infectarse, se pueden presentar sin importar si se cursó una enfermedad leve o severa. No podemos decir que si te vacunas no tienes secuelas, pero tenemos que pensar: vacúnate y síguete cuidando porque no podemos asegurarlo, recalcó.
Para el especialista es mucho mejor prevenir que buscar una cura. Tenemos creencias, un entorno multicultural, celebramos todo con grandes banquetes, y si a eso le sumamos falta de ejercicio, de quemar calorías que ingerimos, resulta en condiciones para tener enfermedades degenerativas o crónicas. Definitivamente, se le apuesta a investigar en tratamientos antes que en prevención. Es necesario cambiar esto y dar planes de educación física y alimenticia, donde se hable de nutrición, de ejercicios que ayuden, esto es esencial desde las escuelas primarias hasta las universidades.
Las vacunas han ayudado a disminuir el impacto que tiene el SARS-CoV-2: ha bajado el índice de pacientes que se agravan, sobre todo en personas con comorbilidades, pero no quiere decir que no existen, tienen secuelas importantes, pero son menores que al principio de la pandemia, comentó Cañete Avellaneda.