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El abuso sexual infantil es un problema grave en México y el ámbito escolar no escapa a esta situación, por lo que es necesario que se atienda y erradique con urgencia, aseguró la senadora Lilly Téllez.
La legisladora del PAN presentó una iniciativa para reformar la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, a fin de crear el Registro Nacional de Agresores Sexuales de niñas, niños y adolescentes en escuelas públicas y privadas de educación básica.
Se trata de una base de datos sobre los delincuentes sexuales que se encuentren en proceso o que hayan sido sentenciados, cuya consulta de directores de centros educativos podría evitar que se contrate a quién tenga alguna imputación por delitos de este tipo.
Las escuelas, dijo la senadora, son espacios donde suceden numerosas agresiones en contra de uno o más alumnos, por parte de su personal, que en la mayoría de los casos actúan bajo el cobijo de la impunidad.
El informe Es un secreto. La explotación sexual infantil en escuelas, revela casos de explotación infantil en 18 instituciones públicas y privadas de siete estados: Oaxaca, San Luis Potosí, Morelos, Estado de México, Baja California, Ciudad de México y Jalisco.
Destacó que, en 2019, de las 18 mil 520 lesiones en niñas, niños y adolescentes que se registraron, 30 por ciento corresponden a violencia sexual; y de las cinco mil 575 lesiones por violencia sexual a menores de 17 años, tres mil 892 ocurrieron en el entorno del hogar y 199 en escuelas.
Señaló que, por cada mil casos de abuso sexual a menores de edad, únicamente se denuncian cien, de los cuales, 10 van a juicio y sólo uno llega a condena.
Aunado a ello, advirtió que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía informó que, en 2019, se detectaron 827 mil 898 usuarios de pornografía infantil, 60 por ciento de este contenido, producido en México, se realiza con fines de trata de menores.
Sin embargo, destacó que estos datos sólo representan estimaciones, ya que únicamente el dos por ciento de este tipo de delitos se denuncian, debido a que los niños se quedan callados por miedo, culpa o temor.