SR. LÓPEZ
La abuela Elena, la paterno-autleca, tenía sentido común y del humor, aunque a veces se notaba la influencia de su niñez entre rancheros pistola al cinto. La ventana de su recámara daba al patio trasero de su casa, colindante con la del vecino a donde llegó un nuevo ocupante con gatos, muchos gatos, los suficientes para no dejar dormir. Después de varias noches en vela, la abuela dijo a la vecina que por favor hiciera algo con sus gatos y la otra contestó con malos modos que en su casa hacía lo que quería. Ni media palabra de la abuela. Esa misma noche, en cuanto empezó el concierto de maullidos en el patio vecino, en el propio ella empezó a tirar palomas, esos cuetes que truenan como bombas, provocando una estampida de gatos. A las tres noches de ese duelo maullidos-cuetes, la vecina le fue a decir la abuela que dejara de echar palomas en la noche y ya se imagina la respuesta: -Usted haga lo que quiera en su casa y yo en la mía vistas las cosas, los gatos decidieron emigrar. Amén.
El Presidente padece la versión de la risa en vacaciones del Covid-19: cuadro clínico leve, en franca recuperación, evoluciona satisfactoriamente, ha tenido febrícula (ahora sabemos que febrícula es lo que nuestras mamás llamaban calentura de pollo), prácticamente asintomático y sumamente activo, muy optimista, de buen humor, informan sus huestes hasta dan ganas de contagiarse.
En paralelo, las autoridades federales de salud, insisten en ahogarnos en cifras y gráficas que sin decirlo, pretenden hacer aparecer como normal lo que sucede, mientras quien tiene bajo su responsabilidad combatir la pandemia, el SSA, Sumo Sacerdote Antivirus, López Gatell, dedica tiempo a poner en su sitio a los criticones fifís:
Todos estos opinadores, opinólogos, y esta creo que es la pregunta clave que el público debería tener en mente: ¿Qué han hecho? ¿Qué han hecho editores y directores y dueños de periódicos, medios de comunicación en radio y televisión? ¿Qué han hecho intelectuales reales o autodesignados? ¿Qué han hecho los partidos políticos? ¿Qué han hecho las personas legisladoras? ¿Qué han hecho?
Y tiene razón, qué hemos hecho los que nos pasamos de rosca señalando que 158,536 muertos es casi el triple de los 60 mil difuntos que él mismo llamó escenario muy catastrófico. ¿Qué hemos hecho?… pues nada, porque no sabemos ni nos toca, por cierto. Es él quien tiene la responsabilidad médica y legal (dicho sea de paso).
Ya excluidos todos los tenochcas simplex del derecho a criticar, queda el SSA como único capacitado y responsable. Sigamos sus recomendaciones, uno es nadie y don López Gatell es Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, faltaba más. Y hay que sujetarse en particular a su científico consejo de no usar cubrebocas; él lo dijo, que ni se enoje: No hay evidencia científica para demostrar que los cubrebocas sirven para evitar el contagio del coronavirus; ¿quedamos?, usted ya no opine ni critique ni se ponga el cubrebocas, no sea mariachi ni le saque: ¡a pelo!
El problema para este gobierno en general y en particular para el dueto López (Obrador y Gatell), es que estamos en 2021 d.C. Hasta hace poco más de medio siglo, las autoridades de los países podían tomar las decisiones internas que les vinieran en gana sin que de otras naciones surgieran controversias o acciones reprensivas; ya no:
La globalización como la conocemos, inició al término de la Segunda Guerra Mundial, por los tratados de Bretton Woods, convenio entre los aliados para implantar marcos obligatorios de referencia comercial y económica, por encima de las fronteras (asegurándose su área de influencia frente a la entonces URSS); y por otro lado, para evitar asimetrías comerciales por mangoneo de divisas y facilitar la expansión comercial de las potencias e imponer modelos de desarrollo que hicieran más productivas a las naciones con mayor retraso; se crearon el Banco Mundial; Banco de Pagos Internacionales (BIS), Fondo Monetario Internacional (FMI);Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que derivó en la Organización Mundial de Comercio (OMC). A la par hubo el estallido planetario del turismo y luego el digital que hipercomunica al planeta.
La pandemia en México y nuestro bárbaro número de defunciones, no se ofenda ni se sienta, les importan un reverendo y serenado cacahuate a los demás países del mundo; no sudan calenturas ajenas ni van a desperdiciar una lágrima por ninguno de nuestros difuntos. Lo que sí hacen es observar qué pasa en otros países para protegerse y México lo está haciendo tan bien que el mundo nos está aislando:
EUA, Canadá, Argentina, Colombia, Cuba, Uruguay, España, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Rusia, Sudáfrica, Arabia Saudita, China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, 19 países de los cinco continentes ya impusieron pruebas Covid-19 y cuarentena a quienes provengan de México o de plano cancelaron los vuelos desde y hacia México. Si no corrige el rumbo el gobierno, nos pueden poner en cuarentena como nación y todo se iría al garete.
Mientras el Presidente reaparece en escena, que el doctor Muerte ponga en su sitio a esos gobiernos que tampoco han hecho nada porque no asimilan las bondades medicinales de la austeridad, gran secreto de esta tragedia: en 2019 el gobierno tuvo el subejercicio en salud más alto en cinco años, con cifras de Hacienda; y en 2020 no solo volvió a gastar menos que el presupuesto autorizado sino que no ejerció un peso extra por la pandemia, sin la compra de las vacunas de siempre, sin suministrar completos los medicamentos para las demás enfermedades.
Genocidio es el exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, POLÍTICA o nacionalidad. Sin estirar la semántica, este gobierno, por imponer su política de extraña transformación del país, propicia muertes, miles de muertes. Este gobierno asesinó a la 4T, la dejó en la historia como una política genocida.