Sr. López
El marido de tía Lucha llenaba todos los requisitos para que su biografía se consignara en libros de entomología, sección sifonápteros (pulgas). Tipo muy poquita cosa, debilucho, berrinchudo, quejoso, latoso y mocho de esos que se lavan los dientes con agua bendita. En cambio, ella fue un ferrocarril de mujer que vieja seguía siendo hermosa. Ante el misterio de que semejante tía se hubiera casado con tal insecto, este menda hizo discretas averiguaciones entre los mayores: había sido novia o tal vez algo más, de un tipo mezcla de Tarzán, Pedro Infante y Emiliano Zapata, ranchero matrero, adinerado y no moderado en el beber. La cosa duró largos años (sí, seguro fue algo más), y el garañón no hablaba de boda; la tía lo dejó y en tres meses se casó con la alimaña: -Decepción y ganas de purgar al otro explicó un tío. ¡Qué precio!
La Patria, la señora de la portada de los libros de texto gratuitos, paga el precio. Fueron tantos años de cortejo de Andrés Manuel López Obrador, que cayó en sus brazos: seducida y febril, se dejó alzar la toga
y no le cumple. Multiplica sus promesas e insiste en señalar a los gobiernos anteriores como justificación universal a su carencia de hechos.
Piense en alguna obra inaugurada por este gobierno o en alguna decisión que haya disparado el entusiasmo popular, obligado al reconocimiento de los demás partidos políticos, merecido el aplauso de la prensa, recibido la aprobación de científicos e intelectuales. No se esfuerce, no hay nada, los problemas crecen y a los previos a su gobierno se suman los problemas causados por su falta de gobierno, por sus constantes decisiones personalísimas e indiscutibles, arbitrarias unas y caprichosas otras.
Lo único que se puede ver como resultado de estos primeros años, son los escombros de lo que ha derruido este gobierno: inversiones en infraestructura canceladas; instituciones, organizaciones, entidades y dependencias, desaparecidas o agonizando estranguladas por falta de presupuesto; junto con programas sociales de resultados probados, de apoyo al campo, las mujeres y los niños, anulados para implantar nuevos programas financieramente insostenibles en el mediano plazo y dirigidos a crear clientela electoral.
Al mismo tiempo, asombra y extraña a no pocos la pertinaz insistencia de este gobierno en crearse enemigos y conseguirse adversarios nuevos, como el pleito gratuito con la UNAM actualmente en curso.
¿A qué puede deberse este afán de andar apaleando avisperos?… tal vez a la necesidad de causar una crisis nacional de la escala suficiente para que pasen a segundo término y hasta al olvido, la falta de resultados, las entretelas de su gobierno, los antecedentes y andanzas de Morena y los del propio Presidente. Provocar algo de tal gravedad que impida y haga irrisorio revisar expedientes y detalles, por ejemplo de financiamiento o sobre sus asesores llegados del extranjero, bajo el supuesto de que él -¡ÉL!- saldrá airoso y ya triunfante sería una mezquindad entrar en detalles; ¿se imagina una averiguación sobre el financiamiento de la Independencia?… o que la Contaduría Mayor le hubiera auditado los viáticos a Lázaro Cárdenas
no, una vez hecho el desembarco en Normandía, nadie se puso a revisar la cuenta de combustible de la flota aliada.
El comentario es pertinente porque en otros países no se detienen las averiguaciones judiciales que implican a nuestro Ejecutivo. Tan recientemente como mayo de este año, en la prensa española se publicó que el titular del Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid, Juan José Escalonilla, investiga el presunto financiamiento irregular del partido político de España Podemos, a favor de la campaña del actual presidente de México. Acá eso es cosa de risa, allá no, allá sí sacuden los manteles hasta que cae la última migaja; este asunto tiene como imputados a varios personajes del muy izquierdista partido Podemos.
La averiguata en España ya consigna los nombres de abogados y empresas indiscutiblemente relacionados con Morena. No es asunto menor, cuando llegue a su conclusión ese proceso y quede cada quien en su sitio, no va a faltar el travieso que recuerde acá en México la denuncia de julio de 2012, sobre una red de financiamiento oculto a favor de las asociaciones civiles Honestidad Valiente y Austeridad Republicana, ambas creadas por quien ahora es nuestro Presidente; o la de 2018 presentada en el Parlamento Suramericano por el diputado venezolano Rafael Ramírez, sobre el presunto financiamiento del gobierno del presidente Maduro a la campaña de Andrés Manuel López Obrador, dentro de una estrategia que busca aliviar la presión internacional que hay contra Venezuela por la violación de los derechos humanos.
Otro hilo que el gobierno no desea que nadie jale es el de sus asesores no confesados. El entonces candidato López Obrador, declaró el 21 de enero de 2018 que no tendría asesores de fuera porque los extranjeros no tienen conciencia de la realidad del país
será por eso que todos en el gabinete silban de lado si alguien dice el nombre del español Alfredo Serrano Mancilla, ultraizquierdista fundador del partido Podemos (qué casualidad), autor de Del asalto a la transformación del Estado en Bolivia… transformación, transformación, ¿le suena?; este caballerito plantea la economía social y humanista (¿economía humanista?… ¡ay, Presidente!).
El Serrano ha sido asesor de Rafael Correa de Ecuador; de Evo Morales de Bolivia; en Venezuela de Chávez y Maduro, quien dijo de él que es el Jesucristo de la economía (en 2020, la inflación en Venezuela llegó al 3,713%… saque sus conclusiones sobre este Dios de la economía). Se le considera autor de la destrucción de la economía venezolana.
Nada más que con todo respeto, México no es Ecuador, Bolivia o Venezuela. El daño será más o menos grave pero no la ruina del país y los actuales protagonistas afrontarán las consecuencias después de escuchar dentro de no mucho: La commedia è finita!, como en la ópera Payasos.