Bogotá. El legado del Nobel Gabriel García Márquez tiene que estar vivo para la eternidad más allá del monumento que se develó en el claustro La Merced, en las murallas de Cartagena, la ciudad que amo siempre, aseguró Jaime Abello.
A partir de este momento, Cartagena, es indiscutible la ciudad de García Márquez, dijo a Notimex el director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), al comentar la importancia que las cenizas del autor de Cien años de soledad reposen en el claustro de la Universidad de Cartagena.
Las cenizas de García Márquez, quien falleció el 17 de abril de 2014, en Ciudad de México, reposan desde este domingo 22 de mayo del 2016, en un mausoleo en la plazoleta central del claustro La Merced, que es un edificación de más de 400 años y considerada una verdadera joya arquitectónica.
Abello recordó que Cartagena fue la ciudad que el auto del Coronel no tiene quien le escriba, escogió para vivir y para construir afectos desde su época de estudiante de derecho en la Universidad de Cartagena.
Cartagena fue la ciudad que García Márquez amo, de la que se deslumbró, la primera vez que vino en abril de 1948, y donde empezó su carrera de periodista, donde creo su fundación (FNPI) y se dedicó a un festival de cine.
Las reseñas periodísticas sobre Gabo en Cartagena recuerdan que la noche del 20 de mayo de 1948, cuando García Márquez, dormía en la Plaza de Bolívar, en Cartagena, la policía lo detuvo por romper el toque de queda.
En mayo de 1948 Colombia aún no salía del impacto que generó el asesinato del líder liberal, Jorge Eliecer Gaitán, en el centro de Bogotá, lo que dio origen a la guerra que vive este país desde entonces.
El toque de queda se volvió recurrente ese año como una medida que intentaba prevenir acciones violentas entre los liberales y conservadores, y violar la ley era ir a los calabozos. Esto fue lo que vivió el escritor esa noche del 20 de mayo de 1948, el año en que García Márquez, inició su oficio de reportero de diario El Universal.
El joven García Márquez el 26 de octubre de 1949, cuando empezaba su oficio de reportero, fue enviado por el jefe de redacción del diario El Universal, al antiguo convento de Santa Clara, que iba a ser demolido para edificar sobre él un hotel de cinco estrellas, a presenciar el vaciado de las criptas funerarias. El hecho era noticia en la ciudad.
Se exhumaron los restos de un virrey del Perú y su amante secreta, de un obispo, varias abadesas, un bachiller de artes y una marquesa. Pero la sorpresa saltó al destapar la tercera hornacina del altar mayor: se desparramó una cabellera de color cobre, perteneciente a una niña. En la lápida apenas se leía el nombre: Sierva María de Todos los Ángeles.
La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro, recordaba García Márquez, cuando hacía referencia Del amor y otros demonios, cuyo espacio literario es Cartagena.
En esta ciudad turística y colonial sobre una bahía del mar Caribe, García Márquez quiso tener su casa propia, es donde viven sus familiares. Una ciudad donde hay demasiados hatos, que muestran que es una relación central en su vida con Cartagena, anotó Abello.
Aseguró que la responsabilidad de quienes viven en Cartagena, y tienen algún grado de responsabilidad frente a su legado, tenemos la obligación de redoblar y confirmar su legado.
La presencia de las cenizas de Gabo en el claustro La Merced, nos debe inspirar para que el legado estí vivo y no simplemente un monumento.
Está muy bien -dijo- tener este símbolo patrimonial, pero ahora lo que sigue es convertir el legado en memoria, vida y acción cultural y educativa. García Márquez fue también, un hombre de un profundo constructivo y eso se tiene que multiplicar en esta nueva etapa.
El legado debe seguir vivo con su ejemplo de vida, sus textos y sus ideas, reiteró Abelló, quien anunció que la FNPI está interesada en hacer alianzas estratégicas con la Universidad de Cartagena, para proyectar con la fuerza la vida y la obra del Nobel de literatura.
Vía Notimex