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La mejor alimentación que se le puede suministrar a un bebé durante sus primeros meses es la lactancia materna. Ésta proporciona innumerables beneficios que se traducen en un menor riesgo de sufrir infecciones, obesidad y diabetes en la etapa neonatal.
La leche materna no es una solución sino una mezcla de sustancias activas y vivas inimitable, cuyos componentes ofrecen de forma simultánea al recién nacido beneficios nutricionales, inmunológicos, metabólicos, que representan una especie de primer vacuna que le permite crecer y estar saludable, aseguró el especialista adscrito al servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital General de Zona (HGZ) No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Tapachula, Chiapas, Nelson López González.
Si bien se le considera la mejor estrategia para abatir enfermedades y el índice de mortalidad, al tiempo que se genera un vínculo significativo entre madre e hijo, el tiempo ideal para amamantar de esta forma a un menor es durante los primeros seis meses de vida, como alimentación exclusiva, y después como alimentación complementaria hasta los dos años o más. Además, esta práctica favorece a las madres a recuperar el peso que tenían previo al embarazo, comentó.
La lactancia materna también favorece aspectos psicosociales, tales como el reforzamiento de vínculo madre-hijo, el desarrollo mental e intelectual del bebé, mayor desarrollo cognitivo y visual; también ayuda a la madre a reducir la hemorragia postparto y acelera la recuperación del útero, debido a la liberación de oxitocina durante la lactancia.
López González llamó a todas las mujeres chiapanecas a practicar la lactancia materna, ya que por medio de ella la inmunidad que tiene la madre la comparte con su hijo a través de los nutrientes que van en la leche, lo que ayuda a disminuir infecciones gastrointestinales y respiratorias, y en un mejor desarrollo de la boca del bebé.
