21 de noviembre de 2024

Ladrillos de sangre: La Feria

Tía Marita se divorció de tío Celso porque fue al sastre. No le parezca raro, lo llamó por teléfono desde la Cruz Roja, a donde llegó ella pitando porque a Lalito su hijo menor, lo había atropellado no se supo quién. Y tío Celso tardó sus buenas dos horas en aparecer, porque tenía cita con el sastre. No hubo Dios que la hiciera reconsiderar. Más razón no podía tener. Sí.

Algo anda raro en México. Algo anda muy raro. Veamos algunos de los temas que destaca la prensa de ayer:
El Presidente de la república reta a los conservadores a “salir del clóset” (tarjeta amarilla de amonestación por alusión homofóbico-política, pero sí, que salgan del clóset. Bartlett sufre).

Escándalo por la suspensión del duelo Brasil-Argentina. La policía de Brasil investiga a cuatro futbolistas argentinos que dieron información falsa a las autoridades de ese país al arribar a Sao Paulo para un partido contra la selección carioca (se le resbalan las lágrimas al aficionado más bragado).

Retiran estatua de Cristóbal Colón de la avenida Reforma, en su lugar pondrán la de una indígena; se arma polémica, acto de justicia para unos, demagogia para otros (éxtasis de la 4T). Ya en estas y al grito de ¡fuera máscaras!, se propone exhumar los restos de Hernán Cortés del Hospital de Jesús, para su quema pública en el Zócalo en ceremonia presidida por el Presidente ataviado como Gran Tlatoani con penacho de Moctezuma (aunque sea en réplica), y que se aproveche la ocasión para estrenar un nuevo himno nacional, interpretado con caracolas, flautas de carrizo y tamboriles, con letra en náhuatl, que sustituirá el actual, que nos proporcionó el archienemigo patrio, Antonio López de Santa Anna, quien infame como era, escogió el que tenía la música compuesta por un ¡español!, el tal Jaime Nunó, con los versos del potosino que más lo alabó (‘guerrero inmortal de Zempoala’… ni Lord Molécula, verdad de Dios).

Otras tres notas trepidantes por si le quedan energías: Ensayan desfile de la Independencia (¡olé, la gracia!). Silvio Rodríguez declara: ‘No soy Mick Jaegger’ (¡oh! de asombro de sus fanáticos). Golpe militar en Guinea (se solicita información).

Más que algo ande raro, algo anda mal, muy mal. Si esas son noticias uno podría suponer que este nuestro país va por caminos muy andaderos, la realidad es otra de muy mala facha:
En registros oficiales, cien mil 56 homicidios de diciembre de 2018 al 5 de septiembre de 2021. Según Inegi, 3,091 en diciembre de 2018; en 2019, un total de 36,661; más 36,597 en 2020; más 23,318 reportados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero y agosto de 2021; y los 407 que aparecen en carpetas de investigación de las fiscalías del país del 1 al 5 de septiembre de 2021. No se haga bolas, es un asesinato cada 15 minutos todos los días, feriados incluidos, que los criminales no toman días de asueto.

Como los números son abstracciones que acaban por decir poco, calcule que en la guerra de Vietnam los EUA sufrieron 58,126 bajas de 1964 a 1973 y todavía es una dolorosa herida en la memoria de ese país… y acá, en dos años y nueve meses llevamos casi el doble, sin cañones, sin bombardeos. Y ya nadie se escandaliza, nadie repara en que tenemos una tasa de asesinatos en este periodo de transformación nacional, de 28 por cada cien mil habitantes, casi cinco veces más que la tasa mundial que es de seis homicidios por cada 100 mil habitantes. Esto sin siquiera mencionar los 21,546 peor que muertos, desaparecidos, que reporta la Secretaría de Gobernación en lo que va de sexenio. Sí, algo anda mal. Nadie asume ninguna responsabilidad, nadie renuncia, nadie brama cuando el gobierno informa que la cosa va “mejorando”.

Tan algo anda mal que el gobierno reporta 263,470 fallecidos oficiales por la pandemia del Covid 19, a pesar de que el Inegi informa de un 44% más y desde mayo de este año el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington estimó que cerca de 400,000 muertes por el Covid-19 en México, no están registradas por las autoridades sanitarias federales y pronostican para fin de este septiembre 653,318 defunciones. Cifras de horror y mucho peor, que se nos mueran 8 de cada cien enfermos, cuando el promedio mundial es de dos. Y la gente de mañanera en mañanera, sigue su vida, bebiéndose su llanto.

Sí, es difícil entender la terrible cara de la realidad nacional, al ver que la peor cifra de muertes inducidas no es por irresponsabilidad o ineficacia del gobierno, de este de la 4T y ninguno:
Una cosa llamada Guttmacher Institute, dedicada a promover la legalidad del libre aborto provocado, informó el 19 de septiembre de 2019, de un millón 26 mil abortos inducidos promedio por año en México, lo que representa una tasa estimada de 38 abortos provocados por cada mil mujeres de 15 a 44 años de edad. Señala la Guttmacher como un triunfo que ese promedio es creciente. Esta es la cifra de muertes más alta de todas.

Lo que ha decido la Suprema Corte sobre la no penalización del aborto bajo ciertas circunstancias y limitantes, en riguroso apego a la Constitución, no cambia para nada la dura realidad: 2,811 abortos provocados cada día; 117 muertes por hora. Si todos fueran abortos con una sólida justificación médica y sobrada razón moral, igual sería una tragedia mayor. Y no todos los abortos son así.

Hay quien se jala los pelos con rabia porque hay un asesinato cada 15 minutos… bueno, abortados son casi dos (DOS) por minuto. Sin entrar al ridículo debate sobre derechos supuestos, aceptemos que de nada sirvió que estuviera penado con cárcel abortar y que de menos ha servido que la religión enseñe que es un pecado gordísimo. Se aborta. La solución única es la educación, sí, pero es de plazo un poco largo: la iglesia católica lleva dos mil años predicando que eso no se hace. Bueno, se hace.

Queremos todos un México mejor, cada vez mejor, muy bien. Más nos vale reflexionar en que no podemos pretender construir un país con ladrillos de sangre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La Feria: ¡Viva el Pirulí!

Sr. López Allá a mediados del siglo pasado, tía Lala (Eulalia), estaba tan orgullosa de tener un hijo ingeniero civil que lo presumía todo el