Sr. López.
Hace uno el propósito de tomarse en serio las cosas. Revisa la prensa cotidiana. No es tan fácil.
Se vuelve loco el extranjero recién llegado a nuestra patria, si se entera cómo están las cosas: amplias regiones bajo el imperio de la delincuencia-narco, larga fila de escándalos de gobernantes pillos, movimientos de tropas de un lado para otro, desempleo, falta de desarrollo, el 43.9% de la población en pobreza, el 8.5% en pobreza extrema, el 23.7% vulnerable por carencias sociales, el 8.9% vulnerable por ingresos… y el 23.5% del país, no vulnerable ni pobre (datos del Coneval, 2020), lo que sin ganas de maquillar la realidad, realmente significa que si el 23.5% no es pobre ni vulnerable, el restante 76.5% de los alegres tenochcas está en algún tipo de pobreza (revíselo usted, a uno no le crea nada: https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx).
Pero ese extranjero se vuelve loco al ver que siendo un país al borde del precipicio, las grandes notas de prensa son el desfile de catrinas en la CdMx, que los tuzos derrotaron al Monterrey y el estado que guardan las nalgas de la señora Guzmán, tema muy importante.
Con lo que está pasando en el país, con la clase de despelote en que estamos, algo debe explicar que los ineficientes gobernantes que padecemos se salgan con la suya y que nosotros los del peladaje seamos más flemáticos que un aristócrata británico y no hayamos hecho bardas con cabezas de políticos mendaces y funcionarios mediocres, para reconstruir el país sin alimañas succionando la savia de la nación (¡órale!).
Pero nada pasa, nuestro progreso parece consecuencia de la inercia planetaria (ni modo que no tuviéramos luz eléctrica o penicilina, digo, el progreso llega porque llega), sin que a nuestros funcionarios de capacidades diferentes se les espante el sueño por la posibilidad de amanecer estacados por salva sea la parte.
Puede ser que nuestra generalizada actitud pasiva sea cosa de genética: no me va usted a decir que imagina a los olmecas haciéndosela cansada al jefe de la tribu porque quería que tallaran cabezas de piedra y del tamaño que las quería; a los teotihuacanos en plantón en la calzada de Los Muertos hasta que les explicara su rey porqué tenían que abandonar la ciudad que les costó sangre construir; a los mayas organizando una comisión investigadora de las razones que hacían obligatorios los sacrificios de vírgenes en los cenotes; a los aztecas, auditando la adquisición de los peores terrenos del lago de Texcoco ni exigiendo cuentas de cuánto se gastaba Moctezuma en penachos.
Como la mayoría de los tenochcas actuales salimos de la mezcla de esos pueblos con los españoles, somos como somos, porque los peninsulares andaban más o menos en las mismas, creyendo que el Rey se los ponía Dios, que la Inquisición salvaba gente del Infierno y que era buena suerte ser pobre (porque ni en cuete llegaba al Cielo un rico).
Por lo que sea, así somos. Históricamente el tenochca nivel tierra aguanta pianos en el lomo. Desde siempre. Antes de la conquista los que mandaban por acá les sacaban el corazón a pelo y los hacían pozole; por eso después les ganaba la risa con la amenaza de que les iban a tostar las patas o marcarlos con fierro caliente en la cara, ¡qué risa!Ya independientes, todo el siglo XIX fue un gran desorden hasta que llegó don Porfirio y nos puso a progresar a balazos, sin que la peonada ni tronara la boca; luego así como la conquista corrió a cargo de los indios y la independencia de los españoles, la Revolución la iniciaron los hacendados: esquizofrenia patria.
Luego, 70 años de siglo XX nos lo pasamos retobando contra el PRI pero aceptándolo en el poder; después rezongamos 12 años de PAN para encantados de la vida, regresar al PRI seis años y ahora entregarle el país a un solo hombre, no a un partido, porque él sabía qué pasaba y cómo arreglarlo… sí, claro.Ahora hay un temor creciente de que peligra nuestra democracia porque el Presidente quiere una reforma electoral curiosita, primera que no mejoraría nuestros comicios y regresaría al país a los tiempos en que el gobierno mangoneaba las elecciones.Y conste que no nos dan miedo las reformas electorales, hemos tenido doce después del Acuerdo Constitucional de 1917 que estableció: voto directo; que cada municipio organizara su padrón y elecciones; cada Cámara -diputados y senadores-, calificara su propia elección y un grupo de diputados la presidencial. Primero tuvimos las reformas de 1946, 1951, 1963, 1969, 1977 y 1986, mejorando en cada una (aunque con las elecciones vigiladas y validadas por el gobierno). En la reforma de 1990 apareció el INE como lo conocemos, la credencial con fotografía para cada ciudadano y el Tribunal Electoral como órgano autónomo.
Siguieron las reformas electorales de 1993, 1994, 1996 (cuando dejó de haber representación del gobierno en el IFE); las de 2002 (que agregó la cuota de género), y la de 2005 (que permitió votar desde el extranjero).¿Qué va a suceder?… lo que los partidos de oposición permitan.
El Presidente no va a imponer a balazos su reforma y a los opositores no les espanta el sueño hacer lo que más les convenga y beneficie en negociaciones de esas que les gustan tanto: en lo oscurito.Se van a equivocar si piensan que no pasaría nada si meten la pata, confiando en que nuestra historia prueba que somos dejados, indiferentes o llevados de por la mala.
Si creen que nos gusta la “jodidez”, como explican el éxito rotundo de “Nosotros los pobres” y del Chavo del 8, quintaesencia del alma jodida, héroe sin qué comer, torpe en todo y redomadamente feo (digo, los gringos se inventaron a Superman y el Llanero Solitario), se van a llevar una sorpresa:La raza ya aprendió y ha quitado del poder a los partidos en el poder (dos veces al PRI y una vez al PAN).
Se equivoca el Presidente si confía en que lo nuestro es cantar ‘El Rey’ (sin dinero) y a ratos con Pedrito, llorosos y orgullosos… que ¡viva mi desgracia! No lo sabe pero cava su tumba política.