Sr. López
Le he contado antes del tío Alfredo, de los de Toluca, tipo que fue mal hijo, mal hermano, mal marido, mal padre y mala persona. Insoportable de punta a rabo, dueño de la primera y la última palabra en todo, que se gozaba humillando a su esposa y sus siete hijas, imponiendo infames castigos como hacerlas comer arrodilladas (si puede usted creerlo).
Bueno pues el tío cayó en cama y ahí se estuvo casi tres años y obviamente fue mal enfermo, con una ventaja: bastaba dejarlo solo en su recámara para dejar de oírlo… y de verlo. Murió. Sin velorio ni misas, la funeraria recogió el fiambre y solo, directo a la fosa, sin lápida. Merecido.
En cinco meses y trece días, los del peladaje cívico, ejerceremos nuestra obligación de votar. Al día siguiente si el despelote inducido desde Palacio Nacional se modera, sabremos quién de las dos candidatas a la presidencia, se terciará la banda presidencial y jurará el cargo (cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen, ni que fuera tan difícil, aunque es dificilísimo).
Pero si no mitiga el desbarajuste a que tan aficionado es el actual huésped de Palacio, igual sabremos quién de ellas sacó más votos y con -o sin- gritos y sombrerazos, esa asumirá el cargo (nunca ha cambiado el posible ganador que anuncia el INE o el Programa de Resultados Electorales Preliminares, PREP).
Por supuesto, si no gana los comicios doña Claudita, la candidata favorita del Presidente, es posible que el profesional en desconocer derrotas, encabece un movimiento nacional en protesta por lo que llamará (desde ahora se puede anticipar), “trampa de la mafia del poder”, “fraude de los conservadores y el PRIAN”, “estafa del INE al pueblo”.
Sí, es capaz de eso y de más: desconocer a la ganadora y no presentarse a la entrega de la banda presidencial ante el Congreso, alegando que no será cómplice de una simulación de sucesión democrática de espaldas al pueblo, dejando el cargo bajo protesta, urgiendo a que el Congreso elija a un Presidente Provisional que convoque a nuevas elecciones, torciendo lo que ordena el artículo 85 constitucional.
Y todavía más: es muy capaz de dejarle el país a la nueva Presidenta, con al menos 22 zócalos tomados por sus seguidores y el de la capital nacional, en plantón de protesta convocado por él, financiado por sus gobernadores que sabrán enviar a empleados de base y sindicalizados del gobierno, junto con vendedores ambulantes y grupos profesionales de protesta y movilización… aunque, quién sabe, que se sepa no hay gobernadores suicidas y francamente, hacerse enemigo de la Presidenta que inicia para quedar bien con el Presidente que se va, no es tan fácil.
Recuerde que sin ser nadie en el 2006, paralizó 48 días la capital del país, del Zócalo a la avenida Reforma; ahora imagine lo que puede hacer siendo Presidente de la república, movilizando a sus siervos en todo el país, poniéndolos de plantón en todas las capitales de los estados… aunque, quién sabe, los siervos quieren seguir en nómina.
Pero así y todo, por las buenas o las malas, la que el INE diga que sumó más votos, asumirá el cargo, con él entregando el cargo o sin él. ¡Ah!, y no se vale que si resulta ganadora doña Sheinbaum, imitemos todos la maña de negarnos a aceptar el resultado, los del peladaje debemos portarnos a la altura.
El miedo que le tienen a López Obrador no pocos, es infundado. Sobradas pruebas ha dado de estar al tanto de la diferencia entre un agitador y un Presidente de la república azuzando a la gente; el primero se puede tomar libertades vedadas al segundo; el primero en su calidad de alborotador, queda en el olvido, el segundo es registrado en la historia y no es fácil imaginar la propia biografía al lado de Santa Anna, Lascuráin o Peña y Peña (el que propuso venderle a los EUA más de la mitad del territorio, no se le olvide).
Por eso dio marcha atrás a su intención de demoler el INE, por eso se tragó la derrota del 2021, cuando perdió la mayoría calificada que tenía en la Cámara de Diputados y nueve de 17 alcaldías de la CdMx… ¿dónde quedó el monstruo que devoraría a los electores?, no había espanto, no hay espanto, deje de asustarse.
Andrés Manuel López Obrador no es Moisés separando las aguas del Mar Rojo, no obrará portentos, no platica con Dios. Por el contrario, es solo un Presidente más. Si lo duda, revise números:Al inicio de su sexto año de gobierno, la popularidad de los últimos cinco presidentes, conforme a Consulta Mitofsky, publicada en El Economista el 2 de marzo de 2018, fue de la siguiente manera, de mayor a menor: Carlos Salinas de Gortari, 73.1%; Vicente Fox Quesada, 57.9%; Felipe Calderón, 56.6%; Ernesto Zedillo, 54.9%; Enrique Peña Nieto, 38.1%; la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, siempre según Consulta Mitofsky, actualmente es del 57%.
Este huracán de la política, está muy por debajo de su villano favorito, Salinas; también está debajo de Fox y técnicamente empatado con su muy odiado Calderón (cuatro décimas de punto arriba, nada).Otra comparación es cómo les fue desde el inicio de sus gobiernos hasta el sexto año.
El Zedillo subió 20% su aceptación-popularidad; Carlos Salinas, ganó el 13%; Calderón bajó 6%; Chente Fox perdió 7%; Peña Peñita Pena, bajó el ¡31%!… muy cierto, pero López Obrador en su primer año andaba en el 80% y ahora en el 57%, lo que es una pérdida de popularidad del 23%, quedando en el ‘ranking’ de Peña Nieto. Solo este Presidente y Peña Nieto han caído tanto.
De verdad no se entiende que sigan diciendo en la prensa que es un “fenómeno”.
Los números dicen que es una medianía, peor calificado que Fox y empatando con Calderón. Además y como las encuestas luego no son de fiar, recuerde que en las elecciones del 2018 levantó 30.1 millones de votos y en el 2021, solo consiguió con Morena 16.7 millones, perdió 13.4 millones de votos y la oposición obtuvo más sufragios.
El 1 de octubre próximo entregará el poder, entrará en la bruma del tiempo y con buena suerte, sin pena pero eso sí, sin gloria.