Sr. López
Hace mucho se lo conté. Tía Lucha se divorció gritando a los cuatro vientos la clase de batracio infame que era su ya exmarido… y se volvió a casar con él antes del año, diciendo que “sería muy mala pata” si seguía igual… y se volvió a divorciar, por lo mismo. Por si no lo recuerda, incurrió por tercera vez en matrimonio con ese adefesio, diciendo que “nadie tenía tan mala suerte”, segura que ya era otro… y tercer divorcio, que fue cuando allá en Autlán, le empezaron a decir Lucha la Loca. Era.
Contando hoy, en 20 días será 2 de junio. Contando este sexenio, México está en 1976, postrer año del sexenio de Echeverría, último Presidente imperial parido por el PRI del más viejo cuño, ese en el que el Ejecutivo era primera y última palabra en todo, más que titular de un poder, dueño temporal del país, como a lo largo de su administración ha intentado ser Andrés Manuel López Obrador.
El actual Presidente menguante, lo intentó, no lo consiguió y no fue por falta de ganas, hizo cuanto pudo pero con poco éxito porque ¿sabe qué?, el tiempo nunca se puede echar atrás, la historia no se repite y el México de hace 48 años no se parece al de hoy.
Siendo irrepetible la historia e imposible echar el tiempo atrás, lo que sí puede suceder es que continúe el estado de cosas, si el Presidente logra colocar a su candidata suya de él, en La Silla para que el país siga en el tobogán de las ocurrencias oficiales y los achuchones legislativos por sus iniciativas, sean o no constitucionales.
Otro sexenio de problemas inventados que no necesitamos, como insistir en desaparecer al Poder Judicial como lo conocemos y a todos los órganos autónomos, en primer lugar, al INE que pasaría a ser parte de la Secretaría de Gobernación.
La candidata presidencial del Presidente, muy claro ha dicho que por esas va y ayer insistió en lo bueno que es el plan energético de su héroe, López Obrador, así que ya sabe, si gana será un sexenio de apagones.
Eso, continuar con lo que entienden ellos como transformación de México, es posible si el Presidente actual consigue disminuir la afluencia de electores a las casillas, con la catarata de encuestas abrumadoramente favorables a doña Sheinbaum y aparte, robar votos a la oposición con su esquirol, don Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano, a su vez de Dante Delgado, el amiguito de siempre del Presidente.
Así, lo cierto es que en 20 días el tenochca simplex deberá decidir si se toma la molestia de salir a votar, porque si deposita su voto más del 63% del listado nominal de electores, el voto duro de Morena y asociados, 21 millones según resultados de las elecciones intermedias del 2021 (Morena, 16.760 millones; Verde, 2.671 millones; y Partido del Trabajo, 1.595 millones), no les alcanza para ganar la presidencia ni el Congreso, a menos que usted piense que Morena & Cía., pueden levantar los mismos o más votos que López Obrador en 2018, cuando arrasó en las urnas con 30 millones 113 mil votos… ¿con la Pasionaria de bolsillo, doña Sheinbaum,?… no, parece posible.
El listado nominal según el INE suma un total de 98 millones 329 mil 591 ciudadanos que tiene su credencial para poder votar. Si sufraga el 63%, equivale a 61 millones 947 mil 642, digamos 62 millones de votos. Si restamos el voto duro de quienes hoy tienen el poder, quedan 41 millones de votos que no serán para Morena (62 millones que votan, menos 21 millones de Morena & Asociados, arroja 41 millones, no se rompa la cabeza).
Y esto lo sabe requetebien el huésped de Palacio: no le alcanza, aunque don Álvarez obtuviera un sorprendente 10% de votos, pues el Frente Opositor que comanda doña Xóchitl, quedaría con 31 millones de boletas a su favor, con margen para seguir ganando a doña Sheinbaum aún en el caso de que lograra superar el voto duro de Morena & Rémoras.
Por eso importa tanto en Palacio que mucha gente dé por seguro el triunfo de doña Sheinbaum y ni salgan a votar. Por eso. Pero por lo mismo es que debemos todos invitar a todos a votar todos.
Pero todos.En las elecciones de 2018, votó el 63.42 % del listado nominal… sí, muy alto… pero en las elecciones de 1994, salió a votar el 77.16 % y de esos, el 48.69 % lo hizo por Ernesto Zedillo, candidato de emergencia ante el asesinato de Colosio. Con ese revulsivo, así reaccionó el gallardo peladaje nacional, votando en masa por el PRI, partido al que pocos querían, pero la gente en las urnas dijo:
No, así no. Y no. Ya luego en el 2000, echaron al PRI, ya era hora.Y a todo esto, se debe decir muy claro que si la señora Sheinbaum llegara a ganar las elecciones, la señora Sheinbaum será presidenta de México.
No se vale ser demócrata a contentillo… si llegara a ganar.Igual y para normar criterio a la hora de estar crayola en mano, por si necesita usted una estampa que refleje cómo estamos con el gobierno que tenemos, vea la prensa de ayer, con los normalistas de Ayotzinapa lanzando petardos a la puerta principal de Palacio Nacional.
Ya antes derribaron una puerta lateral con una camioneta robada a la CFE. Esta vez, ayer, sus explosivos hirieron a 26 elementos de la Policía Metropolitana, Fuerza de Tarea y Ateneas (mujeres policía), según informó la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital nacional.
Aunque definan como petardos los explosivos que lanzaron, tenían la potencia suficiente, como para que 25 de los heridos tuvieran que ser trasladados a hospitales por el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), debido a la gravedad de las lesiones.Y todo eso porque quien hoy todavía es Presidente, ofreció reiteradamente en campaña y en sus primeros años en el poder, que iba a aclarar completamente la matanza de normalistas.
En mayo del 2018, de gira por Iguala, donde sucedió esa atrocidad, dijo muy campanudo:“El régimen que ha cometido estas atrocidades es el régimen que nosotros estamos combatiendo desde hace muchos años, por eso yo, los puedo ver a la cara”.
Bueno, pues ni la puerta les abre, ni los recibe, aunque sí intentó verles la cara, ¡qué cara!