Sr. López
Tía Charo, Rosario, de las de Toluca, era una señora inmensa -de alto, ancho y profundidad-, más buena que el pan y querida por todos. Virtudes le sobraban pero por una rara afección, la cocina no se le daba, nada le salía bien, ni un huevo frito, créalo. Y para tormento de los incautos que llegaban a su mesa, creía que guisaba igual de bien que esa gloriosa cocinera, la abuela Virgen (la de los siete embarazos), porque según ella, usaba a pie juntillas, sus recetas (que la abuela no daba bien ni por mandato judicial). Pero tía Charo, cocine y cocine, con su recetario a la mano, hasta que su hija mayor, Charito, le dijo: -Cocino yo o me voy de la casa –no se fue.
El mundo (excepto China), sigue con atención las ceremonias en el Vaticano en torno a los funerales del papa Francisco.
Toda la prensa extranjera informa acerca del pesimista pronóstico del Fondo Monetario Internacional, sobre el crecimiento de la economía mundial este año, por las gracias del tal Trump.
Otro asunto que acapara la atención de casi todos los medios información del mundo, son las negociaciones para terminar con la guerra en Ucrania, los devaneos del Putin y el Trump, y el juego de cintura de Zelensky, intentando evitar que le roben un buen pedazo de país.
Y la prensa en español, destacó ayer la entrega del galardón más importante en nuestro idioma, el Premio Cervantes, al novelista y poeta Álvaro Pombo, en ceremonia de riguroso luto y banderas a media asta (por la muerte del papa Francisco), en Alcalá de Henares, Madrid, presidida por los reyes de España; y se transcribieron trozos del glorioso discurso de aceptación de don Álvaro (que leyó un amigo suyo porque él fue en silla de ruedas… está a punto de irse a platicar personalmente con el papa, a punto).
En tanto todo eso, acá, la señora del segundo piso, en su madrugadora, dedicó parte de su presidencial tiempo, a transformar a un presunto delincuente en agraviado, tal cual: antier en Tamaulipas detuvieron a un funcionario federal con tres millones de pesos en efectivo y una pistola; en horas fue liberado; y ayer la Presidenta dijo sobre el tenebroso asunto: “Solicito que la Fiscalía del estado revise lo ocurrido porque el agraviado dijo que los policías le plantaron el arma”, y algo debe pesar a favor del presunto agraviado que personalmente la Presidenta de la república intervenga a su favor (y del dinero no dijo ni pío). ¿Trata esos asuntos por distraer?… más nos vale, porque si en serio semejantes cosas ocupan su atención, la cosa es grave.
Como todo hay que decirlo, mencionemos que la dama de Palacio, siempre en todo, se refirió a los negros pronósticos del FMI para México: un decrecimiento del -0.3% del PIB este año (decrecimiento, no esa barbaridad de “crecimiento negativo”, que eso no es crecer es ir para atrás), único país del G-20 que va a decrecer. Dijo la portadora del bastón de juguete que no coincide con esa perspectiva y que tiene un plan para fortalecer la economía mexicana. Tiene un plan. ¡Padre!
Pero en lo que la patria ve los resultados (magníficos, por qué dudar), del plan de la Presidenta, sí da algo de pena que los EEUU con Trump y todo, va a crecer, según el FMI, el 1.8%, mientras México no va crecer nada, va a decrecer, el -0,3%, o sea, los EEUU van a crecer siete veces más que México… sí, da penita.
No se plantea que la señora del segundo piso sea tonta. No, al revés, es muy inteligente. Pero sus actos al frente del Poder Ejecutivo federal, recuerdan el caso de un premio Nobel en química, que nombraron director de la orquesta sinfónica de su país y fue un sonoro fracaso (nunca mejor dicho), porque siendo muy inteligente, no era su oficio la música y al paso que vamos, la conclusión con doña Sheinbaum será que su oficio sí es la física.
Para gobernar se necesita ser político, claro, pero no todos los que se ganan el pan en el ambiente de la política lo son, muchos son chambistas con habilidades para trepar y mala, buena o magnífica suerte, que por eso llegan a cargos muy relevantes verdaderas acémilas. Sin embargo aún entre esos que sí son políticos, que hacen política y que se han preparado, no todos pueden gobernar.
A gobernar no se aprende. Se tiene o no esa cualidad. Por eso, los casos de personas que sin estudios de filosofía ni política, sin carrera en la administración pública ni en partidos políticos, se hacen con el poder y gobiernan no bien, muy bien. Esos son los estadistas, los otros, los que gobiernan para salir del paso, si no meten mucho la pata, son de esos personajes olvidables y olvidados de la historia (la mayoría). Busque usted en su computadora a Mustafá Kemal Atatürk (primer presidente de Turquía, fundador de su país, su creador), y verá la inmensidad que fue ese señor, tal vez el principal estadista del siglo XX, sin haberse dedicado nunca a la política.
Doña Sheinbaum tiene que decidir qué quiere: seguir administrando Palacio Nacional con el recetario de su anterior inquilino, continuar (el segundo piso), de esa construcción deforme y estrambótica, mezcla de religión laica, socialismo, ortodoxia neoliberal económica, sostenida con mentiras… o gobernar, gobernar ella.
Los barcos se gobiernan, gobernar es dirigir, llevar el timón. Si la señora no asume la realidad, si insiste en la negación de los problemas como muestra de lealtad al que le heredó el cargo, llevará el país a encallar.
No puede decir que tiene un plan para fortalecer la economía cuando está al borde de una crisis muy grave, no basta “un plan”, faltan los órganos autónomos y el Poder Judicial; si la señora se aferra a esos dogmas de Macuspana, nada resolverá.
No se puede ocultar más la corrupción que corroe a muy buena parte del gobierno.
No debe refutar la penetración del crimen organizado en lo nacional y lo institucional.
No debe seguir el modelo de salud pública desahuciado que recibió.
Y no debiera pactar con los sindicatos extorsionadores de la educación.
Señora, tire ese recetario, no sirve, es el Manual del Tramposo.