Sr. López
Allá en Toluca, tía Remo (sí, Remo, su hermano se llamaba Rómulo y su papá tenía un cruel sentido del humor), fue una rica solterona, buena persona y muy divertida por su capacidad para soltar gazapos, como cuando al regreso de uno de sus viajes a Europa, contó que había aprovechado para visitar Turquía y el impresentable primo Pepe, con mala intención, le preguntó “¿viste a los Dardanelos?”, y ella respondió, “claro, gente muy simpática” (¡dioses!); y la rara vez que alguien le corregía una metida de pata, decía mohína: -Bueno, no sé pero tengo mi opinión –y como la queríamos todos, le decíamos que sí, que su opinión era su opinión… y sonreía complacida la santa viejita. Total.
El viernes pasado, la Presidenta negó que tenga vínculos con el crimen organizado, Rutilio Escandón Cadenas, quien fuera gobernador de Chiapas en el periodo 2018-2024; hoy, nombrado por ella, cónsul General de México en Miami, Florida, EEUU.
Dijo la señora de Palacio: “Es falso, se suma a este ambiente donde salen varias notas queriendo generar este tipo de ambiente. Es falso y si tienen pruebas que las presenten”.
La defensa presidencial de don Escandón, fue a resultas de la acusación de un tal Williams Oswaldo Ochoa Gallegos (a) el Willy, contenida en una carta con fecha del 6 de enero de este año, papaloteada la semana pasada, que le mandó al Presidente de los EEUU, advirtiéndole que don Escandón es más malo que la diarrea con tos, que representa una amenaza a la seguridad interna de los EEUU (¡ándele!, don Escandón es una amenaza para el país más poderoso del mundo); y calificando don Willy tal vez sin darse cuenta, a doña Sheinbaum de distraída o tontita pues dice en su atenta al Trump que ese nombramiento de cónsul “es un grave error de cálculo”.
Bueno, eso dice el Willy que bien firma como exgobernador de Chiapas porque efectivamente lo fue… cinco días… bueno, siete, contando el de llegada y salida (entró el 29 de agosto de 2018 y dejó el cargo el 4 de septiembre de 2018).
Esa fugaz gubernatura (gubernatura es un mexicanismo aceptado por la Academia, no retobe), le decía, esa fugaz gubernatura fue una maniobra impúdica del tal Willy, cuando hizo de comparsa de un gran pillo que pidió licencia al cargo de Gobernador de Chiapas para irse de Senador, pedir licencia como Senador y a la semana, regresar de Gobernador, pero dejando la curul asegurada (¿qué quién es el gran pillo?… ¡ah!, Manuel Velasco, mejor conocido como el ‘Nada me da asco’; y se le califica de pillo sin temor y con precisión, pues según el diccionario, pillo es la persona sagaz o astuta, pícara y hábil para engañar a los demás, y llena todos los requisitos, por eso el cariño que le tienen en Morena, él les arregla cualquier asunto en cualquier albañal).
Y fue una maniobra impúdica del Willy porque cuando el Velasco era gobernador, él era diputado local, presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Chiapas, y como la Constitución de esa entidad no permitía hacer ese desfiguro de botar el gobierno del estado, ir por una curul federal y regresar como Gobernador y Senador con licencia, don Willy “operó” en el Congreso y la modificó al gusto del Velasco (para qué son los amigos), y don Willy, sospechando (debe ser muy suspicaz), que él sería el gobernador sustituto, aprovechó para también quitar de la Constitución de su amado estado, que debía renunciar o pedir licencia a cualquier cargo de elección popular 120 días antes.
Ya acomodada la Constitución del libre y soberano en decúbito supino, debidamente violada con todos los auxilios legales y la bendición plenaria del que NO vive en Palenque, se consumó la bufonada. Todo legal, eso sí. Esperpéntico pero legal.
Así se las gastan estos al grito de ¿para qué es el poder?, sin saber -porque saben poco de casi nada-, que la fuerza no hace derecho (lo dice Rousseau en ‘El Contrato Social’), o que “do fuerza hay, derecho se pierde” (dicho por Cervantes, no es cita y no lo dice en el Quijote, sino en el entremés ‘La guarda cuidadosa’, se lo recomiendo).
Bueno, dicho lo anterior, se debe aceptar que muy difícilmente alguien puede tener pruebas de esa supuesta complicidad de don Escandón con el crimen organizado. Cierto. Pero de lo que no hay ni la menor duda es que en su sexenio hizo garras a Chiapas, literalmente.
Él quería ser un buen Gobernador que después pudiera pasear por las calles sin que nadie le gritara ¡ladrón!, sin ensuciar su nombre ni avergonzar a sus hijos, así lo decía… y mire nada más, entregó Chiapas en ruinas.
Si don Escandón no fue cómplice de la delincuencia organizada, sí dejó al estado en manos de ella (y está costando Dios y ayuda limpiar Chiapas… va bien la cosa pero ¡qué necesidad!). Si él no robó, sí dejó robar mucho. Si cree que fue un buen Gobernador, que se entere: su tibieza, su impericia, su ineptitud y su desfachatada indiferencia ante las tragedias que propició su pésimo gobierno, causaron ríos de sangre, lagos de llanto y un inmenso desperdicio de dinero en un estado tan pobre.
Entérese, Rutilio, la mejor, la más completa descripción de su gobierno, se dice con una palabra: infamia.
Y ahora, muy fresco en Miami, protegido por la Presidenta de la república que lo nombró Cónsul General, sin recapacitar en la grave ofensa que así hizo a Chiapas porque Chiapas desde la cumbre del poder federal no importa, nunca ha importado. Ahora tampoco, el tiempo lo probará. En Chiapas lo que no hagan ellos por ellos mismos y con sus recursos por escasos que sean, no se hará.
Pasemos a otro asunto menos enojoso. El viernes la Presidenta dijo que si el fétido Trump declara como grupos terroristas a nuestras bandas del crimen organizado, “México” ampliaría la demanda que tiene contra fabricantes de armas porque vendrían a ser cómplices.
Sensata como es, agregó: “Tal vez, no sé, los abogados lo están viendo, pero pueden ser cómplices”.
¡Ay!, “tal vez”, “no sé”, “pueden ser”… señora, usted es la Presidenta de México, no puede opinar así nomás, no es la tía de México.