11 de mayo de 2025

LA FERIA: Al borde del precipicio

Sr. López

Al borde del precipicio.
En el centro de adiestramiento en que fue domesticado este menda (“casa”, le decían otros niños al suyo), las reglas eran más pocas, fijas e inflexibles y de su más riguroso cumplimiento se encargaba la Directora de Administración y Disciplina (“mamá”, parece que llamaban los demás a las de ellos). En esa ardua etapa de la vida que su texto servidor luego vino a saber que se llama infancia, adoró a tía Susanita que dejaba hacer todo a sus hijos bajo su bovina mirada. Ya grande, sin embargo, el hijo mayor de la tía dijo que envidiaba la ruda infancia del junta palabras y por la cara de sorpresa puesta, aclaró: -A ustedes los educaron, a nosotros nos echaron a la vida hechos unos salvajes –bueno… sí, mejor.

Al repasar la historia de las naciones o su estado actual, no hay escapatoria, se acaba estudiando su conducción política y ahí se complica el asunto porque la política es cosa de muchas sombras, pocas luces y escasa piedad.

Para abrir boca, se habla de ciencia política y si algo no es la política es eso. La política no es, nunca ha sido, no puede ser ciencia (y la puntada esa de las “ciencias sociales”, se dice porque usamos la palabra ciencia al desgaire).

Antes de que suspenda la lectura, a brocha gorda: hay ciencias duras, las naturales (química, biología, etc.), otras son ciencias formales, ajenas al mundo natural pero con rigurosos principios (matemáticas o lógica, que es dificilísima). La expulsión del mundo científico que decreta este menda de la política, vale porque no está sujeta a leyes generales comprobables y de efectos predecibles. Un ejemplo -burdo-, es fija la temperatura a que hierve el agua en el nivel del mar y siempre hervirá a los 100 grados centígrados, sea como sea la olla, del tamaño que sea la lumbre: 100 grados, siempre. Y en política nada es para siempre.

La premisa es que la política es la actividad individual o colectiva, dirigida al gobierno de los países, a la gestión de los asuntos públicos y no se necesita un doctorado en nada para tener claro que la materia de la política es la sociedad, no la predecible sociedad de las abejas, sino la de nosotros, los humanos que no somos predecibles, que reaccionamos diferente ante el mismo incentivo, que somos cambiantes y estamos sujetos a creencias, pasiones, preferencias, intereses, apetitos y estado de salud (mental).

Los seres humanos, fuera del universal interés en mantenernos respirando con regularidad (y comiendo, que es parte de lo mismo), en lo demás somos tornadizos. No hay leyes inmutables ni principios causa-efecto, que apliquen a la conducta humana a excepción del miedo al castigo, que en eso todos coincidimos: nadie en sus cabales quiere ser hospedarse en la cárcel ni pagar una multa o barrer calles gratis (crudo).

Así las cosas, se entiende por qué la política es tan complicada y ejercer de político, complicadísimo. De hecho, los políticos verdaderos nacen así, con la habilidad innata y los demás, los que andan en eso sin el talento natural para semejante oficio, en el camino aprenden (a veces malas mañas), y pueden llegar a aparentar sin pasar de aprendices nunca… y si no tienen el alma vulcanizada, sufren, porque hacer política no raramente obliga a tomar decisiones duras y hasta a hacer cosas atroces.

No propondrá el tecladista ninguna teoría política, que en esas procelosas aguas se han metido muy grandes cerebros con regular éxito: Platón, Aristóteles, Eurípides y Jenofonte; aparte de Pandit (hindú), por ahí del siglo IV a.C., sin contar a Cicerón, Maquiavelo y el inmenso Montesquieu (se tiene que leer ‘El espíritu de las leyes’), dejando de lado a los de nuestros tiempos, Bobbio, Sartori, Strauss y otros. Por cierto, si anda con ganas de sorprenderse con un análisis político francamente increíble, busque ‘La democracia en América’, de Alexis de Tocqueville (no le digo, pero se va a llevar tal vez la mayor sorpresa de su vida, créalo).

Sea lo que sea, después de quebrarse la cabeza y desgastar dioptrías leyendo a sabios, se queda uno con una sensación como de vacío en la barriga, una como desazón: ¿qué es la política?… ¿cómo se ejerce ese oficio?… ¿de veras hay que optar entre el cinismo y el idealismo?… o peor, es un asunto de suerte y la sociedad está sometida a la diosa Fortuna, a lo fortuito.

No, no es así.

Otra vez un ejemplo (más disculpas): sabiendo absolutamente nada de música este tecladista, pero de veras nada aparte del nombre de las notas musicales; muy consciente de la complejidad y grandeza de Wagner, por mencionar alguno, sí hay algo que sabe este menda: no hay directores de orquesta sordos, exactamente igual que no hay equipos de futbol de ciegos, sopranos mudas ni bailarines de ballet parapléjicos.

En eso de la política ¿qué sería lo indispensable, lo esencial?… la ética.

No hay política sin ética (moral es otra cosa). Ya siente uno los pies en firme.

Sin idealizar, la política se debe hacer con sentido ético. El político, el político con poder, sin ética, errará si no es que será un delincuente exitoso porque suelen ser impunes.

Sin idealizar porque ha quedado dicho que la política no raras veces obliga a cometer actos vergonzantes, que en la historia no serán reprochables si se cometieron por el bien de la sociedad, nunca por interés o beneficio propio o del grupo al que se pertenezca.

Pero sin idealizar, debe tenerse claro: política o político sin ética, nunca garantizan la correcta conducción de la sociedad, nunca.

Pero, como (¡ay, la pasta humana!), de repente aparecen alineados con una ética personal y muy apegados a ella, por esperpéntica que sea, los seres humanos nos inventamos la ley.

La política bien entendida y bien ejercida, obliga a respetar la ley. Sin eso, todo es cuento y origen de muchos males.

Sin apasionamiento: la muy mexicana costumbre de adaptar las leyes al gusto de cada Presidente, nos ha llevado a la política del absurdo; por eso se pudo fumigar al Poder Judicial y por eso, estamos como estamos, al borde del precipicio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nuevo León registra sismo de magnitud 4.5

Un sismo de 4.5 de magnitud se registró en el municipio de Montemorelos ubicado en Nuevo León, según informó el Servicio Sismológico Nacional (SSN).Información oficial