Ernesto Gómez Pananá
La semana pasada compartí información sobre el Mango Ataulfo, una fruta tropical que solo esta tierra produce, de extrovertida tonalidad canaria y pulpa de dulzor indescriptible. Una bendición de esta tierra.
En la entrega de hoy, presento algunas líneas sobre otra fruta que brota también de la tierra en esta región del continente, una mucho menos conocida pero no por ello menos fabulosa. Me refiero a la Papausa.
El nombre científico de esta especie es Annona macroprophyllata y pertenece a la familia de las annonaceas. Es una fruta endémicamente tropical que puede encontrarse en toda Centroamérica, incluida Chiapas, región que dicho sea de paso, es indiscutiblemente Centroamérica.
Pero más allá de los datos científicos, escribir de esta especie, describirla amerita intentar el uso de metáforas:
Su cáscara de color verde rugoso, como
pequeños lagartos encorvados colgando de las ramas. Porte que evoca cactáceas para engañar depredadores.
De forma redonda, sensual, de masa ligera y consistencia frágil, al madurar se abulta asemejando a un corazón de presencia misteriosa, muestra su pulpa cual labios de color rosa. Presencia enigmática. Sabor sutil. Delicadeza de doncella.
Su producción es predominantemente silvestre, casi artesanal. Semillas de las que pocas alcanzan a germinar y que pueden tomar hasta cinco años para producir sus primeros frutos. Cosecharla es ejercicio incierto: puede crecer en terrenos pedregosos pero depende de la lluvia para concretarse o no. Agua suficiente para nutrirse y crecer; agua que en exceso arruina por completo la cosecha. Ni qué decir de trasladarla por distancias largas: la naturaleza entrega este manjar a quienes habitamos esta tierra y quien se va, puede llevarse café, puede llevar mango, queso, pan, ámbar y cacao y no sentirse alejado de su tierra. Al papause se le añora.
Silvestre, fugaz, delicada. La papausa es, sin temor a equivocarme, la fruta que mejor expresa el significado de lo exótico. Dios bendiga esta tierra, dios bendiga los papauses. Dios nos dé más.
Oximoronas.
Desde el inicio de este sexenio se han dado incrementos al salario mínimo nunca antes vistos. Esta semana se anunció un 22% de aumento para el año próximo. Más allá de detalles técnicos es una acción de justicia: Logro innegable, beneficio evidente. Sin ambages.