Estados Unidos anunció este lunes las directrices que marcarán su apertura de fronteras aéreas a los viajeros vacunados contra COVID-19 a partir del próximo 8 de noviembre, y confirmó que hará excepciones para los niños y los nacionales de 50 países con acceso insuficiente a vacunas.
El Gobierno aclaró, además, que los viajeros extranjeros que estén vacunados con la pauta completa y quieran volar a Estados Unidos tendrán que haberse sometido a un test de COVID-19 en los tres días anteriores al viaje, y mostrar el resultado al embarcar, junto a su prueba de vacunación.
Los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes que no estén vacunados deberán presentar un resultado negativo de un test de COVID-19 que tendrá que haberse administrado un día antes del viaje, es decir, que tendrán menos flexibilidad que los vacunados para hacerse esa prueba.
Si estás completamente vacunado, tendrás la posibilidad de hacerte el test tres días antes; mientras que para los no vacunados ese test negativo tiene que haberse hecho inmediatamente antes del vuelo, explicó un funcionario estadounidense, que pidió el anonimato, en una rueda de prensa telefónica.
Los extranjeros que no sean residentes permanentes en Estados Unidos y no estén vacunados no podrán entrar al país, con algunas excepciones muy limitadas, recuerdan las directrices publicadas por la Casa Blanca y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).