Ciro Castillo
Los que seguimos la huella a la política nacional y aldeana tenemos claro, en este momento, que nadie le quita la victoria presidencial al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena); sin embargo, también observamos que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está echando toda la carne al asador.
Además de que, como cualquier presidente o gobernador, intenta cuidarse las espaldas, el tabasqueño sabe que la continuidad de lo que él llama Cuarta Transformación depende del triunfo arrollador de Claudia Sheinbaum Pardo, quien sigue llevando en este momento su precampaña “con receta”, sin equivocaciones.
Más todavía, AMLO entiende perfectamente (porque es un animal político) que lograr una verdadera transformación depende de que tenga la mayoría absoluta en las Cámaras de Diputados y Senadores.
Por eso adelantó los tiempos e inventó un “genial” proceso interno que, aunque dejó heridas y caras largas, posicionó a un solo partido, Morena, y en este caso a su hoy precandidata presidencial, Claudia Sheimbaum.
Ahí está también la explicación de sus 20 propuestas de reforma que anunció este 5 de febrero en el marco de la celebración del Día de la Constitución.
Este martes, en su “mañanera”, lo confirmó. Mencionó que son tiempos de campaña y de definiciones. Será el pueblo quien tome la decisión entre dos proyectos: la continuidad o la regresión. Claro que el paquete de iniciativas trae jiribilla…
Sobadita de lomo
El presidente, como indicó en su conferencia matutina, quiere con su veintena de propuestas conectar con sectores con los que quizá no está bien conectado a estas alturas del sexenio, porque él no fue lo que ellos esperaban. El magisterio, por ejemplo.
Expresó, porque sabe que este tema molesta a los maestros, que “la educación pública y gratuita estuvo en riesgo en el período neoliberal. La mal llamada reforma educativa del sexenio anterior quería que la educación no fuese un derecho.
“Estamos ocupándonos de tratar a las maestras y maestros con dignidad y no regatearles sus derechos laborales, nunca más desprestigiar al magisterio nacional”, expresó, para recordar al magisterio, que fue en el sexenio de Peña Nieto cuando se les quiso aplicar un proceso de evaluación punitivo.
Digamos que AMLO, bajita la mano, les da a los maestros una sobadita de lomo.
Remató que en los libros de texto gratuitos se busca recuperar valores como el civismo y el humanismo.
En el tema de las pensiones ofreció revertir las reformas “aprobadas en el sexenio de Ernesto Zedillo en 1997 y la de 2007, con Felipe Calderón, porque afectan a trabajadores del IMSS y del ISSSTE, pues les impiden jubilarse con el 100 % de su salario”.
Prometió —lo que en verdad parece solo eso, una promesa— que “desde el 1 de mayo de 2024 se va a crear un fondo de 64 mil 600 millones de pesos para compensar a los trabajadores afectados por las reformas antilaborales”.
En resumen, el presidente sabe perfectamente que su figura y sus propuestas, aunque no sean aprobadas en las Cámaras, servirán para empujar el proyecto de la continuidad de la 4T, con Claudia Sheinbaum al frente.
Replanteó que los ministros, jueces y magistrados del Poder Judicial sean elegidos mediante voto popular, y “no permitir que el aumento al salario mínimo sea menor a la inflación anual”.
También, en la reforma electoral, plantea reducir gastos de campañas, el número de regidores, y eliminar las candidaturas plurinominales. Solo habría 300 diputados y no 500; además, solo 68 senadores y no 128. Él sabe que esa reducción siempre es aplaudida por el grueso de la población, porque el oficio de ser diputado o senador está desprestigiado.
Como remate, puesto que es un tema que le interesa mucho, porque en él ha basado su estrategia, propuso de nuevo que la Guardia Nacional, creada en este sexenio para revertir el problema de la inseguridad, quede en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y no dependa de la Secretaría de Seguridad Pública.
Lo dicho líneas arriba, AMLO va por todas las canicas porque se acerca la elección y el fin de su sexenio. Sus dichos traen jiribilla…
Aderezo
A propósito de la celebración de los 107 años de la Constitución Mexicana, fecha que para muchos solamente fue un día más de descanso o un puente largo, un reporte del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República indica que la carta magna ha sufrido 256 reformas.
En la presente administración se han aprobado 23 reformas constitucionales, entre las que destacan: los programas sociales, la creación de la Guardia Nacional y la revocación de mandato.
Durante los últimos 24 años del siglo XX se aprobaron 66 reformas constitucionales prácticamente con los votos de un solo partido, mientras que en los primeros 24 años del siglo XXI se han aprobado 106 con el concurso y acuerdo de las distintas fuerzas políticas.
Desde su promulgación en 1917 hasta el 1 de febrero de 2024, se han aprobado 256 reformas constitucionales mediante las cuales se modificaron, en 770 ocasiones, diversos artículos…
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