21 de diciembre de 2024

El auditor increíble: La Feria

SR. LÓPEZ

La abuela Elena tuvo un tío abuelo de nombre Ignacio al que en Autlán le decían Nachón, no como variante del hipocorístico Nacho, sino por grandote, gordo y la enormidad de su trasero. Bueno, pues tío Nachón era un ranchero, macho de diccionario enciclopédico, de pocas pulgas y con fama de haber causado algunos velorios anticipados. Resulta que el tío padecía de un mal que le impedía montar: hemorroides, pero hemorroides dignas de medalla de oro y diploma. Ya viejo y muy atormentado por su afección, su hijo mayor llevó a su casa al médico del pueblo, sabio viejecito, respetado por todos porque atendía partos, anginas de pecho, fracturas, cirugías de urgencia y extracción de balas de cualquier calibre, quien igual que todo el pueblo, sabía cuál era la íntima dolencia del tío. Quiso revisarlo y ardió Troya, el tío dijo que “ahí” nadie le hurgaba. El médico sabiendo cómo se las gastaba el tío, sin discutir, dijo: -Usted dígame de que está malo y lo receto, pero igual se le va a reventar el culo –así fue y el médico lo zurció de urgencia. Quedó bien, decía la abuela.

Por primera vez en la historia de México y por instrucciones públicas del Presidente de la república, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), se desdijo de sus observaciones de fiscalización superior, las del costo de cancelar el aeropuerto de Texcoco, NAIM.

El sábado 20 de febrero de 2021, la ASF informó oficialmente que cancelar el NAIM costó por lo menos (POR LO MENOS) 331,996 millones de pesos (mdp). El lunes 22 de febrero de 2021, el Presidente se bailó una guaracha encima de la ASF y pidió que corrigiera. Ese mismo día lo hicieron: usted disculpe, patroncito, tiene razón, ya vimos bien… va a ser menos, nosotros nos encargamos. Claro, lo dijeron con tecnicismos que disimularan el temblor de canillas y la mojada de pantalones.

Pero la realidad no cambia: el presidente electo López Obrador, dijo el 8 de octubre de 2018, que para terminar las obras el gobierno debía financiar 88 mil mdp. Financiamiento recuperable, no gasto. Lo cancelaron diciendo que pagarían 100 mil mdp, 12 mil mdp más y sin recuperar un quinto.

Luego, el 28 de agosto de 2019, el entonces secretario de la SCT, don Jiménez Spriú, informó que solo nos costó 71 mil mdp (75,223 para liquidar contratistas, menos 4 mil de materiales recuperables)… dinero que se fue al caño. Los que no perdieron un peso fueron los inversionistas, los que salimos pagando somos todos.

Uno no sabe qué tanta cosa encontró la ASF ni tiene acceso a sus papeles de trabajo, pero lo que se sabe por ser público, es que el gobierno tuvo que pagarle, aparte de a los contratistas, a los tenedores de los Certificados Bursátiles Fiduciarios de Inversión en Energía e Infraestructura (Fibra E), 34 mil 27 mdp, pagados en la cuarta semana de febrero de 2019; ese dinero era parte del financiamiento; no se tenía que pagar a menos que el gobierno parara las obras, las paró. Aparte el 20 de diciembre de 2018, Hacienda informó haber pagado 36 mil mdp, de bonos emitidos por el gobierno y adquiridos por inversionistas, falta pagar otros 84 mil mdp (que hay que pagar), lo de estos bonos suma 120 mil millones de pesos (a brocha gorda, calculando el dólar a 20 pesos).

La suma de estos gastos no recuperables (71,000+34,027+120,000), arroja 225,027 millones de pesos, pagados, gastados, no recuperables, a diferencia del esquema financiero del NAIM en que el erario recuperaba toda su inversión y se quedaba de socio del aeropuerto… ganado dinero, mucho dinero. Se repite que uno no sabe qué más encontró la ASF, pero llegaron a más de 331,996 millones… y no se le olvide que la obra en Texcoco costaba a sus inversionistas, no al erario, 285 mil mdp en total.

Un agravante que parece que ya se olvidó es que en 2018, los inversionistas ofrecieron asumir el financiamiento del gobierno y terminar con su dinero las obras, López Obrador ya Presidente electo aceptó la propuesta el 8 de octubre de 2018:

“Lo que plantea Slim y un grupo es de que (…) podrían hacerse cargo de la inversión sin que se utilicen recurso del presupuesto, en este caso sí podríamos considerar la posibilidad de continuar con la construcción en Texcoco y no cancelar la obra”. Palabra de AMLO, sentados.

No cumplió, como en tantas cosas. El Presidente es la personificación de aquella frase del siglo XVI: “Donde digo digo, no digo digo, sino digo Diego”. Pero no se crea que es un Presidente bufón, no, de ninguna manera: es un Presidente que tiene un proyecto muy personal que esconde a medias y pasa por imponer su autoridad sobre cualquier otra, sobre cualquier Poder de la federación… cuidado, también dijo que no buscará la reelección y hasta lo firmó ante Notario… ¡ah, bueno!

Como sea, el Auditor Superior de la Federación, en decúbito prono, sin rubor, se desdijo. Que le avisen que ni se enderece porque le faltan corregir algunos otros resultados de sus auditorías del 2019:

La sobreestimación de utilidades y los gastos de obra faltantes de la refinería de Dos Bocas; no es viable, producirá pérdidas.

Censo del Bienestar, no se hizo en el total de viviendas de ninguno de los 2 mil 457 municipios del país; reportan más censados que habitantes en algunos municipios.

Universidades para el Bienestar Benito Juárez: 828 millones de pesos para construcción de 100 sedes; no hay documentación comprobatoria del ejercicio del gasto.

Pensiones para discapacitados: 8,295 millones, no se acreditó el pago de la pensión a entre el 71.3% y el 81.3% de los 837 mil 427 beneficiarios. Pensión para Adultos Mayores: 992 millones 680 mil pesos, sin registro de beneficiarios.

Jóvenes Construyendo el Futuro (los ninis): 23,520 millones y dice la ASF, sin información  que permita conocer el impacto de los beneficios. Sembrando Vida: 14,647 millones en beneficio de 244,657 personas, sin que justifique el gasto.

¡Y tantas cosas más!… pero el Presidente no tiene de qué preocuparse, para eso tiene a David Colmenares Páramo, su Kalimán, el auditor increíble.

(Foto: Aristegui Noticias)

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