Viajarán casi nueve mil kilómetros para poder estar en Río de Janeiro en sus terceros Juegos Olímpicos. El sacrificio lo vale pues tienen la ilusión de ver a su hija colgándose su tercera medalla. Son los padres de María del Rosario Espinoza quienes entre sorbo y sorbo de humeante café narran la emoción que sienten de ver a la hija pródiga de Guasave sobre el tatami haciendo historia.
Marcelino Espinoza y su esposa Felícitas Espinoza salieron el día de ayer a ver lo que ellos llaman un reto más en la vida de su hija, que es una referencia en el Tae wondo y quien es una esperanza de medalla que daría un poco de oxígeno a la desastrosa actuación de la delegación mexicana en los Juegos Olímpicos.
Con los padres de María del Rosario va un grupo de guasavenses que ya tiene sus maletas listas, entre los que se encuentran, la empresaria Eva Meza, quien en el 2014 narró para EL DEBATE el acontecer de la aventura mexicana en el pasado mundial de futbol que se realizó en Brasil y que hoy de nueva cuenta tendrá información del entorno de la Olimpiada.
Los padres de Chayito se dicen católicos. Don Marcelino no se pierde una misa en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario, la llamada Patrona de los Guasavenses, y que en honor suyo se le puso el nombre a la campeona olímpica.
Marcelino señala que el domingo pasado hubo un prolongado aplauso para María el Rosario que el sacerdote Bernardo Almódovar en el Santuario pidió a los feligreses.
No sentimos presión, creemos que a ella le va a ir bien, está muy concentrada. Debe ganar en Río, dicen los papás de quien hoy es un ícono en la historia deportiva de México, quien ha ganado todo lo que sueña un deportista de alto rendimiento.
Logros
Campeona mundial, olímpica, panamericana y centroamericanos. Es la misma guasavense que cada vez que puede se pasea con sencillez por las calles de la ciudad que la ha arropado en su carrera deportiva y que hoy le manda buena vibra en su competencia que será el sábado.
Los proyectos
La jornada será larga. Salen hoy de Culiacán en el vuelo de la tarde, luego harán una escala en Panamá para luego llegar a tierra brasileña mañana.
Todo tienen planeado, las maletas están listas, con ellos van sus sueños que se persiguen uno a uno desde que la pequeña recorría kilómetros para entrenar en Guasave, desde donde salió para ser lo que es hoy: una de las máximas deportistas que ha tenido México a lo largo de su historia, misma que pudiera enriquecer el próximo sábado, cuando entre en competencia.
Junto a ellos va una bandera mexicana en la que se destaca el nombre de Guasave y que la han portado cada vez que pueden.
Marcelino y Felícitas son de pocas palabras y cuando se les pregunta qué le pedirían a los sinaloenses, contestan que un gran aplauso para su hija.
Por: El Debate