Sr. López
Tío Alejandro, de los toluqueños, fue el hombre más educado que ha pisado el territorio nacional. Era un marqués, un príncipe, fino de trato y modales, tanto, que tía Chelita su esposa, cuando él le pidió el divorcio, le dijo: -Alejandro, ¿es una declaración de amor o qué me quieres decir? –no se divorciaron.
Las buenas maneras nunca estorban. Además, como dijo Cervantes, “al bien hacer jamás le falta premio” (¿cómo?… no, no en el Quijote, en ‘El rufián dichoso’… de nada). Pero sobre todo porque dejar a una dama con la palabra en la boca es cosa de rufianes y lo cortés no quita lo valiente, demos respuesta a unas preguntas que ayer hizo la Presidenta de México (¿cómo que quién?… ella… ¡claro que es Presidenta!).
Ayer en la gustada matiné palaciega de la señora del bastón de palo, un reportero le preguntó su opinión sobre el asunto del Chapito que ya negoció con las autoridades judiciales de los EUA y la Presidenta soltó tres preguntas:
1.- ¿Cómo nombró el gobierno de Estados Unidos a las organizaciones de la delincuencia organizada en México? 2.- ¿Qué ha dicho el gobierno de Estados Unidos con relación a organizaciones terroristas? 3.- ¿Y qué está haciendo?
Bueno, van las tres respuestas porque los EUA no le van a contestar nunca: 1. Como les dio la gana. 2. Lo que les dio la gana. 3. Lo que les da la gana.
Servida señora. A mi Presidenta nadie me la deja chiflando en la loma.
Agregó la señora: “Nosotros por supuesto que combatimos al crimen organizado, a la delincuencia organizada, pero es un caso de extradición, por lo menos deberían tener coordinación e información con la FGR”.
¡Ay, señora!… no (¡que alguien la ayude!). Los extraditados quedan sujetos a la jurisdicción del país que los solicitó y en el tratado de extradición de México con los EUA, no hay nada que siquiera sugiera que el país que juzga a un extraditado le tiene que andar dando cuentas de cómo va el juicio al país que se lo mandó. Nada. Cero. En el asunto del Chapito Cantaor, es asunto de ellos, allá.
La única obligación en este caso, de los EUA con México, es informarnos del resultado del juicio y la sentencia cuando hay, pero hasta que está terminado el juicio. Los jueces de los EUA no le tienen que andar informando nada a nuestra impecable FGR. Faltaba más.
Claro, hay condiciones para extraditar a un mexicano. Sin meternos en honduras ni tecnicismos que nomás confunden, lo más importante es que el tenochca que México manda a otro país a pagar sus cuentas pendientes, no puede ser condenado a muerte como reza el tratado México-EUA y el Tratado Internacional sobre extradiciones, y claro, que no lo vayan a condenar a “penas de mutilación y de infamia, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales”, como ordena el artículo 22 de la Constitución.
Por supuesto nuestra Presidenta no es tonta. Esas preguntas tienen una intención, un sesgo, que queda muy claro si se toma uno la molestia de leer la versión estenográfica de esa mañanera de ayer:
La señora, con ese peculiar silogismo, lo que quiere decir es que como los EUA denominó como terroristas a algunos de nuestros narcos, no puede negociar nada con ellos, porque así lo han dicho, y que por lo tanto, al Ratón, al Chapito, lo deben juzgar sin contemplaciones y enjaretarle la sentencia que les dé la gana, por ejemplo, prisión perpetua y 30 años adicionales, como a papá Chapo; pero eso de que no lo juzguen porque se declara culpable, a cambio de que diga todo lo que sabe (lo mucho que sabe), y le rebajen la sentencia, nomás no se vale (según la señora).
Y tan es eso, que la señora del segundo piso, ante los hechos consumados y con el Chapito cantando rancheras, boleros y baladas, pide: “por lo menos deberían tener coordinación e información con la FGR”. Lo siento, señora, eso no lo verán sus ojos. El gobierno yanqui no confía en el de México, en particular en el suyo (¿o ya se le olvidó que oficialmente la Casa Blanca, por escrito dijo que son cómplices de los narcotraficantes?). ¡Ya parece que le van a contar a don Gertz Manero lo que está diciendo ese delincuente!, a quienes implica, a quienes van a pedir que se les detenga y se los manden, ¡ya parece!
Para que al Chapito le resulte favorable el trato con la Fiscalía y el Juez de allá apruebe el trato, tiene que echar de cabeza, implicar, denunciar, a gente de mayor importancia que él en ese mundo del albañal de la delincuencia organizada mexicana.
No se contentan los de allá con una lista de pelafustanes bota punta pa’rriba, de esos tienen muchos. No. Lo que les interesa son los que hacen posible la inmensa industria del crimen en México: funcionarios de este gobierno y anteriores, políticos, militares, empresarios en general y banqueros en particular.
Don Chapito no tiene nada que perder y una grave afrenta que cobrar: se rompió el trato que tenía con no sabemos quién (disculpe: no come lumbre este menda). Se habían tragado que a su padre lo mandara a EUA nuestro gobierno. Se suponía que quedaban vigentes los tratos que tenían, como creyeron cuando el que era Presidente de la república visitaba Badiraguato, saludaba de mano a su abuela, y más, cuando ordenó su liberación el 17 de octubre de 2019, la vez que ya lo habían detenido.
Y así como jamás los EUA le van a dar ninguna información al gobierno mexicano, que se preocupen porque hay peor: papá Chapo ya sentenciado a cadena perpetua y 30 años adicionales, todavía puede volverse testigo protegido de las autoridades yanquis y conseguir una buena rebaja de prisión. La cadena perpetua allá, suele ser de solo 25 años (por eso los 30 adicionales, que suena absurdo, pero a eso obedecen, a que no vaya a salir).
Decía Pancho Quevedo: “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”. Preocúpese, señora, los tratos entre malandrines no funcionan, por eso, porque son malandrines. Esto va en serio, mejor purgue usted a su gobierno de sus malandrines.