Sr. López
Pasada la Guerra Cristera, un día cualquiera se cruzó el señor cura párroco de Autlán con tío Macro y contaba la abuela Elena, le reclamó que ni él ni ninguno de sus 18 hijos varones (siete con su esposa, los demás con damas voluntarias), hubieran ido a combatir por Cristo Rey y que el tío le contestó que a él le parecía que el Dios que mandó el Diluvio Universal, las siete plagas de Egipto y chamuscó en una noche a Sodoma y Gomorra, no necesitaba que nadie lo defendiera a balazos: -Déjese de cuentos, padrecito, esos pleitos no son de Dios -siguió yendo a misa.
Este su texto servidor insiste en que los pleitos actualmente en curso en el Oriente Medio, no ameritan un ataque de insomnio ni de diarrea -sin minimizar la tragedia que es cada muerte-, lo que no significa que los que se preocupan sean tontitos, de ninguna manera, porque en la historia, igual salta la liebre cuando menos se espera y más cuando el fanatismo religioso es un factor en la ecuación.
El sábado pasado se supo que los EUA habían bombardeado tres instalaciones nucleares de Irán. Ardió la prensa. En la ONU, su secretario general, António Guterres, convocó al probadamente inútil Consejo de Seguridad, porque -dijo-, “la única solución es la paz” (que es como si un médico dice que la única solución es que sane el enfermo… pues sí, claro), y añadió que si eso se “sale de control puede tener consecuencias catastróficas para la humanidad” (¡sabio don Toño!).
Los fanáticos gerifaltes que dominan Irán con terror y machacando a su propio pueblo, después de los bombazos del tío Sam, salieron a decir que es una “grave violación a la Carta de la ONU (pues ¡qué gran novedad!), y le advirtieron a los EUA que “Irán se reserva todas las opciones para defender su soberanía, intereses y pueblo”. Y antes, cuando solo eran amenazas del insoportable Trump, el ayatolá Alí Jamenei, mandamás de Irán, dijo: “Cualquier forma de intervención militar estadounidense sin duda tendrá como consecuencia un daño irreparable” (nada más se le pasó decir que ese daño irreparable sería a su país).
Aquí acomoda una frase atribuida a Napoleón, imposible de confirmar: “Para ganar la guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y más dinero” (hay versiones que dice “para hacer la guerra”, da lo mismo).
Comparemos gastos militares del año pasado: el de Irán fue de 7,410 millones de dólares (md); el de Israel fue de 46,500 md; el de EUA sumó la bonita cantidad de 997,000 md, equivalentes al 66 % del gasto militar total de los 32 países que forman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); el 37% del gasto militar mundial (datos del muy seriecito SIPRI, Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz).
Esto es: el gasto militar de los EUA equivale a 2,731.5 millones de dólares por día; el gasto militar total de Irán en un año, es igual al gasto militar yanqui de menos de tres días (dos días y 17 horas). A ver, que le aguanten el paso los ayatolas al tío Sam.
Y para aquellos que se angustian pensando en que los demás países árabes islamitas, van a meterse a la guerra del lado de Irán, se les recuerda que los EUA tienen bases militares (parece que 19), en Arabia Saudita, Bahréin, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Qatar y Siria; también en Yibuti y Turquía. Ninguno de esos países va a comprar el pleito de Irán, ninguno. En términos prácticos, Irán está rodeado por bases militares yanquis y solo cuenta con el apoyo de grupos terroristas que no son ninguna amenaza a las fuerzas militares de EUA.
Como nunca falta un optimista que supone que el Congreso de los EUA es el único que puede declarar la guerra de parte de su país y que van a meter al aro al Trump, para que le pare a su relajo, se hace notar que no pocas veces los que despachan en la Casa Blanca, se han saltado a la torera a su Congreso:
Harry S. Truman con la guerra a Corea; Ronald Reagan en las de Libia, Granada y Líbano; Bush papá invadió Panamá por sus puras pistolas; Bill Clinton bombardeó a los serbios en la guerra de Kosovo; el simpatías Obama en Libia, Siria e Irak; y el decentito Biden bombardeó las milicias hutíes en Yemen. Y a ningún Presidente de EUA su Congreso le ha hecho nada.
Y para que calcule usted la triple ética de los gobiernos de EUA, oficialmente los EUA nunca estuvieron en guerra en Vietnam. Primero Eisenhower y luego Kennedy mandaron soldados a Vietnam, llegaron a ser 16 mil, pero los llamaron “asesores” (¡la ley se respeta!); luego a Lyndon Johnson su Congreso le autorizó que los “asesores” realizaran operaciones fuera de sus bases y a incrementar su número… ¿cuál guerra?
De regreso al tema: los de Irán son muy bravos y ayer bombardearon con misiles la mayor instalación militar de EUA en la región -en Qatar-, pero todos fueron interceptados en el aire, no hubo muertos ni heridos, algunas uñas mordidas, sí.
Ya desde antes, los EUA sabían del ataque y luego confirmaron que Irán les avisó, de hecho, el tal Trump en su red social ‘Truth Social’, después del ataque, escribió: “Quiero agradecer a Irán por dar aviso con anticipación, lo que permitió que no se perdieran vidas ni que nadie resultara herido”. ¿Qué tal el “daño irreparable”?
Así las cosas, ayer alrededor de las tres de la tarde, el Trump anunció: “¡ENHORABUENA A TODOS! Israel e Irán han acordado plenamente que habrá un ALTO EL FUEGO total (…) oficialmente, Irán iniciará el alto el fuego y doce horas después lo comenzará Israel, de modo que en unas 24 horas el mundo anunciará oficialmente el FIN DE LA GUERRA DE LOS 12 DÍAS».
Debe resaltarse lo mal agradecido que es el Trump: nada dijo de que ese alto al fuego es a resultas del llamado que hizo nuestra Presidenta en su madrugadora de ayer, en la que aprovechó para decir, citando al papa Francisco: “La guerra es el mayor fracaso de la humanidad. No hay futuro en la destrucción (…)”.
Pues tiene razón, ahora falta que traiga la paz a México porque en la destrucción no hay futuro.
Candil de la calle.