Ernesto Gómez Pananá
Los grillos arrullan la noche. Hace un viento que enfría como el río.
A lo lejos ruidos de animales: gallinas y gallos, alguna vaca.
Genaro Rincón Maza no puede dormir más. Falta mucho para que amanezca pero se para de la hamaca y prende su cigarro en el fogón. Camina de un lado al otro del corredor.
Imposible saber qué le pesa más, si la tristeza o la preocupación.
Es 1914. Hace dos años que está a cargo de la finca y también de Ricardo, el hijo mayor; de Ofelia, una cuasi señorita de doce años, de Esperanza, de nueve y de Lola, de apenas seis. Una marimba. Y él como único ejecutante.
Su esposa enfermó del vientre de repente. Ni médicos curanderas lograron salvarla: el caporal se encargó de cavar la tumba atrás del convento.
Los cuatro hijos rodeaban a Papá Genaro mientras la tierra caía sobre el féretro. Lola de brazos no entendía. Los mayores si. La vida tuvo que continuar.
Ha pasado poco tiempo desde que enviudó y ahora esto, los rumores que se escuchan: Los Mapaches están combatiendo la llegada de los Carrancistas a Chiapas y gobierna la anarquía.
Se dice que se apropian de las tierras y el ganado, que se adueñan del oro, que violan y se roban a las niñas. No duerme. Se sabe solo y siente que no resistirá otro dolor.
Una semana después vende el ganado, empaca algo de ropa de los niños; un pumpo lleno de agua, tortillas y un poco de tasajo seco. Unos guineos sasones, dentro de un morral. Es todo.
Despierta primero a Ricardo y le ordena vestirse y cargar las cosas.
Luego hace lo mismo con Ofelia y Esperanza.
Se sorprenden y no entienden, parece de noche. Se trenza cada una su cabello y lavan su cara. Lola duerme. Es de talla pequeña. La carga.
Aún está oscuro cuando cierra la tranca de la Finca Yomonó. Ahí quedan la tumba, los sembradíos y los recuerdos.
Caminan tres días hasta Tuxtla. Ahí empiezan de nuevo. Papá Genaro murió ocho años después. Las tres hijas y Ricardo salieron adelante solos.
Como tantas otras cosas, la revolución que inició en noviembre de 1910 en el resto de México, a Chiapas llegó algunos años más tarde y con rumbos singulares.
El relato de hoy es la historia de mi bisabuelo y mis tres abuelas paternas. Ellas criaron a mi padre. Felicidades hasta el cielo en tu 75o cumpleaños papá.
Oximoronas 1
Por cuestiones de trabajo recorrí poco más de 1800 km de carreteras chiapanecas entre antier y ayer. Cuánta tranquilidad me da saber que la inundación de bardas y espectaculares no es privilegio solamente de la tuxtlecada. La mirada de estadista puede apreciarse en todo el estado.
Oximoronas 2
Próximamente de nuevo trabajando: Casa de Las Tías. Tamalería. Desde 1943. Pedidos cada dos semanas y entrega a domicilio. Somos los creadores del Tamal de Chimbo.