27 de noviembre de 2024

Se manchó : La Feria

Sr. López

Tío Marcelo era lo que en México llamamos “metiche”, pero metiche profesional. De todo opinaba, hasta que un día se le ocurrió decirle a tía Amelia que no estaba educando bien a sus hijos, doce varones de allá de Autlán, grandotes, bravos y matreros aunque buenas personas, que fueron -de uno en uno- rompiéndole la cara a tío Marcelo, quien después de la sexta vez de salir del sanatorio, se mudó a Mérida y nadie lo vio más. Pues sí.
Se llama Julian Assange, nació australiano, se nacionalizó ecuatoriano, Ecuador le retiró la nacionalidad, está detenido en la Gran Bretaña, los EU solicitan su extradición para juzgarlo por espionaje y otros 17 cargos. La Gran Bretaña ya concedió la extradición.
Don Assange es el creador de WikiLeaks, que publicó en el año 2010 una masiva cantidad de documentos secretos que involucran a varios países y empresas; de los EU hizo públicas “grandes cantidades de registros militares confidenciales de Estados Unidos y cables diplomáticos”; el Departamento de Justicia de los EU considera lo del WikiLeaks como “una de las mayores filtraciones de información clasificada en la historia de EE.UU”, y afirma que puso en riesgo la vida de sus soldados, agentes y colaboradores. Claro.
Antes, en su país, don Assange fue juzgado y declarado culpable por andar metiéndose sin permiso en computadoras. Pagó una multa, estuvo preso un rato y lo soltaron por buena conducta.
Como sea: WikiLeaks, don Assange y el colerón que le puso al gobierno de los EU, a nosotros en esta nuestra risueña tierra, ni nos fu ni nos fa. Muy su problema de los EU con don Assange. Pleito ajeno en otra casa.
¿Sí?… pues no. Ahora resulta que es un tema del interés del Presidente de nuestra república quien ofreció asilo a don Assange en México desde que la autoridad de la Gran Bretaña decidió extraditarlo a los EU para que allá sea juzgado. Mientras, don Assange está a la espera de lo que resuelva el tribunal británico ante el que apeló contra su extradición. No hay quien apueste un cacahuate a favor de don Assange. No son bromas espiar a los EU y publicar sus secretos, porque tienen secretos igual que cualquier país del planeta. Algunos muy vergonzosos… pero sigue siendo asunto ajeno a México.
Ayer, el Presidente de nuestro país informó en su gustado programa matutino, que ya antes le había mandado una carta al presidente Trump, interviniendo a favor del Assange (el Trump ni le contestó, por cierto); y ahora, es decir, ayer, dijo:
“Si lo llevan a Estados Unidos y lo condenan a pena máxima y a morir en prisión hay que empezar la campaña de que se desmonte la estatua de la libertad que entregaron los franceses y que está en Nueva York, porque ya no es símbolo de libertad”.
Como se puede usted imaginar, en la Casa Blanca han de estar volviéndose locos de preocupación, les gusta mucho su monumento… no se los vayamos a quitar. Y no se ponga realista porque entonces tendría que aceptar que en la Casa Blanca tuvieron que pedir varios médicos de emergencia, para aliviar el dolor de estómago y destrabar las mandíbulas del presidente Biden y sus colaboradores, por las carcajadas incontrolables que les provocó la amenaza del presidente de México de hacer campaña para desmontar la estatua que por cierto, no simboliza la libertad, sino la Independencia de los EU (habían de decirle las cosas al Presidente antes de que salga a declarar, así, al desgaire).
Y ya encarrerado, el Presidente de nuestro país dijo que en su visita del próximo 12 de julio a la Casa Blanca, no descarta tratar el asunto Assange con don Biden. No va a dormir don Biden.
Son incontables las ocasiones en que el Presidente de nuestro país, ha insistido en que no acepta ninguna intervención de ningún gobierno extranjero en nuestros asuntos internos. Y ha dicho y repetido que él no se va a andar metiendo en los asuntos de otros países. De hecho, en su portal oficial (https://lopezobrador.org.mx/2021/01/07/), afirma que “en política exterior, México actuará con apego a principios de no intervención y respeto a la soberanía”. ¡Vaya!
¿No habrá entre los asesores del Presidente de nuestro país, un valiente que le explique que opinar sobre un asunto judicial de otra nación es andar de metiche?… y ya en esas, ¿no habrá un abogado o pasante de Derecho que le explique que el juicio a Assange NO es un asunto en manos del presidente de los EU, Joe Biden, que es un asunto judicial, de otro poder, no del Ejecutivo?… no sean así, es buena persona, ayúdenlo.
Por supuesto no va a suceder, pero sería muy divertido que el gobierno de los EU, respondiera anunciando que iniciará una campaña para que se desmonte el Cristo del cerro del Cubilete, porque México es un país laico… o que se retire del culto la imagen de la Morenita del Tepeyac, hasta que el partido en el gobierno cambiara su nombre y dejara de usufrutuar el de Morena, que remite al tenochca simplex promedio a la santa imagen… y también el monumento a Los Niños Héroes porque no eran niños, no fueron héroes y todo eso es inventado (aparte de ser un monumento a la derrota, cosa de no mucho alardear, por cierto). Y si nada de eso se les ocurre, ya podría don Biden amenazar con organizar una encuesta para saber a cuántos mexicanos nos gusta el Monumento a la Revolución (que es un monumento al PRI, dicho sea de paso).
Nada de eso pasará y mientras, el Presidente de nuestro país, aprovechó el tiempo para regañar a la prensa mundial por dejar solo al Assange:
“¿Qué no vale la pena que se ocupe el NYT del asunto? ¿O el Washington Post? ¿O el Financial Times? ¿O El País? Y convocar a un encuentro de la prensa más importante del mundo para exhortar, para pedir, para llamar a que se le otorgue un indulto a Assange. Si no lo hacen, van a quedar manchados”.
O sea, de alguna extraña manera, el Presidente de nuestro país, piensa que los más importantes medios informativos del mundo están pendientes de sus dichos y le pueden torcer el brazo al tío Sam. ¡Sí, cómo no!
Lo único cierto es que alguien ya se manchó.

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LA FERIA:Pocas pulgas

Sr. López. Contaba la abuela Elena que allá en la primera mitad del siglo pasado, a su tío Marti, pronunciado así, ‘Márti’ (se llamaba Martiniano,