Sr. López
Tía Chepa se ponía a pintar las paredes de su casa cuando había bronca con tío Chucho, su esposo, buena persona pero un poco parrandero. Si llegaba uno y la encontraba trepada sobre los muebles pinte y pinte paredes, sabía que había tenido pleito. Cuando enviudó ya nunca dejó de pintar y no se podía estar en la casa por el permanente hedor a pintura fresca. Cambiar por cambiar, aunque nada cambie, aunque todo empeore. El síndrome mexica.
Agencia Éjele.- Para sorpresa del mundo, cuando México parecía ser un país desahuciado, cuando no había ya esperanza, ganó las elecciones un candidato a la presidencia de la república, honesto, patriota, valiente, veraz, sincero y conocedor de todos los vericuetos que constituyen el laberinto de la ineficacia y la corrupción oficiales.
Cuando el país naufragaba en mares de llanto y sangre, atenazado por la delincuencia y los malos gobiernos, apareció EL HOMBRE, líder carismático que arrastró a las masas infundiendo un optimismo generalizado que revivió la confianza ciudadana en que un México mejor es posible.
El comportamiento del actual Presidente, ha sido un desfile de gratas sorpresas para el país desde que asumió el cargo hace tres años: al terminar el solemne juramento ante el Congreso General, sin invitados, en vez del tradicional discurso de toma de posesión, pronunció una sola frase: -Hablaré con mis actos no dijo más, no hubo invitados especiales, se retiró a Palacio Nacional, recibió el saludo del cuerpo diplomático y de inmediato celebró su primera junta de trabajo con el gabinete legal y ampliado que terminó cerca de la medianoche. No hubo banquete ni brindis oficiales.
Luego, confirmando insistentes rumores y trascendidos, se supo que efectivamente, durante el periodo en que era Presidente electo, solicitó la construcción en Los Pinos, de una casa de interés social (3R, de tres recámaras), para ser ocupada por él y su familia, en la parte que colinda con la avenida Parque Lira; el costo de esta construcción lo cubre el Presidente mediante descuentos directos a su salario durante el sexenio y se escrituró a nombre del gobierno federal. El otrora complejo presidencial, en parte lo ocupa su equipo de trabajo directo y el resto es museo y jardines abiertos al público. Afirman diferentes fuentes bien informadas, que los gastos de la casa presidencial los paga de su bolsa el Presidente.
También llamó la atención la nota informativa que en el primer día de gobierno emitió su oficina de Comunicación Social, en la que hizo saber a todos los medios de información, que el Presidente de la república daría una sola conferencia de prensa anual, a reporteros nacionales y extranjeros, transmitida en vivo, quedando bajo la responsabilidad de los secretarios de Estado y directores del sector paraestatal, mantener informada a la sociedad con la frecuencia necesaria, mediante comunicados escritos o entrevistas, sobre temas de interés general.
En paralelo, se difundió la estricta prohibición a los responsables de la seguridad pública y de la Fiscalía General, de emitir ningún tipo de información a la prensa sobre los asuntos bajo su responsabilidad en curso de acción, hasta en tanto no se cuente con sentencias firmes del Poder Judicial, quedando excluidos de esta medida los informes que es su deber dar a familiares, abogados acreditados y defensores de los derechos humanos.
En complemento de lo anterior, el Presidente ordenó la obligatoria rendición de cuentas mensual de todo su gabinete ante la Cámara de Diputados, por lo que en estos tres años ya es habitual que en cada sesión esté presente algún titular del gabinete legal y ampliado.
Por otro lado, el Presidente envió iniciativa de ley al Congreso a fin de cancelar la existencia de la Secretaría de la Contraloría, instalar contralorías internas en todas las secretarias y dependencias, proponiendo triplicar el presupuesto a la Auditoría Superior de la Federación a fin de que audite en tiempo real a todo el aparto de gobierno, junto con la creación de un Tribunal de Cuentas, con jueces especializados en fiscalización superior.
Igualmente, desde ese primer día, se comunicó la decisión presidencial de no asistir a ninguna supuesta supervisión o ceremonia de inauguración de obras, prohibiéndoselo a los titulares de todo su gabinete; el criterio del Presidente es que las obras públicas no son para lucimiento de funcionarios, siendo el simple cumplimiento de sus obligaciones y que el mérito es de la sociedad con cuyo dinero se realizan. Así mismo, el Presidente sin anunciarlo, suspendió todas las antes llamadas giras de trabajo, con excepción de sus visitas personales sin cobertura de prensa, a los lugares y personas que sufren desastres, sin intervenir en las decisiones de los profesionales en protección civil. Lo que en estos tres años, ha trascendido en las redes digitales corresponde a fotos o videos hechos por la gente con sus propios teléfonos celulares.
Respecto de su compromiso de combatir la corrupción, fue innegable la creciente decepción que acarreó su aparente inacción a lo largo de sus primeros dos años de gobierno, sin embargo será inolvidable lo que la prensa ha dado en llamar El Ramalazo, cuando al inicio de su tercer año de gobierno, en los estados de la república y en varios lugares del extranjero, en operativo simultáneo policiaco-militar y con la cooperación de Interpol, se detuvo a 375 exfuncionarios, 98 integrantes de su gobierno, 1,932 empresarios, 12 banqueros, 29 líderes sindicales y un número indeterminado de mandos militares y policiacos. Entre los hoy presos hay varios exsecretarios de Estado y exgobernadores, así como 14 de la actual administración. En esa ocasión fue desbordante el júbilo de la gente que espontáneamente llenó plazas públicas en todo el país. La noche del Ramalazo el Presidente hizo una declaración en cadena nacional, que fiel a su costumbre, fue muy breve, solo dijo: Se acabó el cuento.
Bueno, es lunes y
soñar no cuesta nada.