SR. LÓPEZ
Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, aparte de ser gandalla de medalla, diploma y banda de honor, era muy inteligente y buenísimo repartiendo trompadas. En una fiesta de barrio no muy recomendable, un garrudo doncel de tal vez dos metros de estatura y manos como manoplas de béisbol, fue a sacar a bailar a la novia de Pepe y ya no la devolvió; pasadas varias piezas musicales, dijo Pepe a este menda que nos íbamos y su texto servidor, siete años menor que él y muy zonzo, preguntó si se quedaba su novia y respondió con sabiduría de lama tibetano: -Sí, ella nomás, no ella y mis dientes sabía perder.
Los analistas de política insisten en relatarnos a los mexicanos lo que vimos, lo que atestiguamos, a veces de las maneras más extrañas. Dejando de lado apreciaciones equivocadas como decir que al no ganar mayoría calificada en la Cámara de Diputados federal, Morena & Cía. quedaron impedidos de hacer reformas constitucionales, cuando de ninguna manera las podían hacer, dado que en el Senado no tiene las curules suficientes; aparte de eso, hay quienes sostienen que los comicios del domingo pasado, fueron un triunfo para el Presidente, por el número de estados que gobernarán los de Morena, lo que le otorga control territorial; mientras otros remarcan las derrotas en las alcaldías de la CdMx, para afirmar que es anuncio de derrotas mayores por venir.
La realidad monda y lironda, no es tan complicada: Morena y sus aliados, bajaron de 30 millones 113 mil y pico votos que consiguieron en 2018 a algo más de 17 millones (no tendremos resultados oficiales sino hasta alguna hora de esta noche). En 2006 López Obrador consiguió casi 15 millones de votos, en 2012 casi 16 millones, o sea, en estos comicios, más o menos regresó a su voto duro, perdió el voto añadido de la esperanza que lo hizo Presidente. Todo un logro en tres años, a ver cómo les va en otros tres, en 2024.
El Presidente, minimizando la derrota, dijo ayer: Si se quisiera tener mayoría calificada, se podría lograr un acuerdo con legisladores del PRI, o de cualquier otro partido, pero no se necesitan muchos para la reforma constitucional. Palacio, tenemos un problema no, tres.
Primero: que el Presidente crea que puede hacer reformas a la Constitución desde la Cámara de Diputados.
Segundo: que el Presidente diga que no se necesitan muchos legisladores para armar una mayoría calificada (dos tercios de diputaciones): en el escenario más optimista Morena y rémoras sumarían 298 curules de diputados, tendrían que conseguir 36 diputados en venta o renta, pocos no son; en el peor caso quedarán con 201 diputados y entonces necesitarían 133 legisladores del talón. Y luego, también tendrían que ir de compras al Senado.
Tercero: parece que el Presidente hace cuentas dando por segura la fidelidad de sus socios de ocasión, el PT y el PVEM. Sin esos dos partidos, Morena en la Cámara de Diputados quedaría con entre 190 y 203 curules y para 334 ya no es cosa de conseguir unos cuantos tránsfugas, sino más bien de lograr un éxodo que no solo no es fácil sino que será cada vez menos posible conforme avance el sexenio y se acerque a su fin, pues el poder político de nuestros presidentes disminuye en proporción directa a la cercanía del relevo.
No abandonarán los del PT y el Verde al partido del Presidente así nomás empezando la próxima legislatura, pero más le vale no suponer que su fidelidad es como de señora decente.
Ambos partidos en su historia han cambiado sin muchos escrúpulos de socios políticos. El PT tal vez ha sido menos impúdico que el Verde que como dama de gran kilometraje, ha cohabitado (en el sentido bíblico) con todos, ha sido aliado en su momento del PRI, PAN, PRD, Convergencia, PT, Nueva Alianza, PAS, PSN y otros, otros todos, sí señor, que no se puede olvidar que fueron socios de aventuras políticas, de Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo; de Vicente Fox y Felipe Calderón; de Peña Nieto y José Antonio Meade, sí señor, formaron alianza con Meade y luego, con López Obrador triunfante, pusieron sus legislativas posaderas federales a las órdenes del ganador.
Tan son como son los del Verde, que ya el 15 de febrero de este año, Manuel Velasco, líder de los senadores verdes, emitió un comunicado diciendo que analizaban seriamente la posibilidad de romper la alianza legislativa con Morena; y el mero día de los comicios, el 6 de junio, declaró que a la vista de los resultados de la jornada electoral, tendrían que valorar si mantienen la alianza legislativa con Morena, diciendo estar convencido de que el país no puede seguir en este clima de crispación social y de división que hemos tenido en este tiempo reciente sus convicciones hablan por él, contantes y sonantes.
El problema presidencial de compra-venta de legisladores es mayor tomando en cuenta que parece que el Verde en la Cámara de Diputados tendrá entre 40 ó 48 curules. Morena y el Presidente no la tienen fácil, la fidelidad del partido Verde es mobile qual piuma al vento. Y pensándolo bien, el problema es de México: no es recomendable tener los asuntos nacionales en manos de mercenarios de curul.
En fin, lo más importante es que los comicios se realizaron bien y en paz y que el Ejecutivo aceptó sin remilgos sus resultados. No es poco.
Por cierto: la nota destacada de ayer fue la visita a México de la vicepresidenta de los EUA, Kamala Harris. Pasó desapercibido el boletín de la Cancillería: antes de la reunión de trabajo con el Presidente en Palacio Nacional, se firmó un memorándum de entendimiento de cooperación internacional entre la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sí, firmó nuestro gobierno un memorándum de entendimiento con la Agencia motivo de la queja entregada el 6 de junio al gobierno de los EUA acusándola de injerencista, de golpista. Bueno, no es lo mismo hablar de ella que tenerla enfrente.
Pero si yo ya sabía ¡qué manera de perder!