SR. LÓPEZ
La prima Silvita flojeaba de lo lindo en la escuela. Quiso estudiar una carrera que solo había en una universidad particular y el trato con sus papás fue que si bajaba de ocho de promedio, la metían a una pública. Silvita no pensaba volverse aplicada pero tenía la solución: sabido como era que sus papás, tío Agustín y tía Pepina, eran la pareja más chismosa del Altiplano, se surtía de datos trepidantes sobre las señoras más serias de entre sus amistades (fuente de información ¡claro!, Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda), que ella les soltaba a la hora de que le revisaban las calificaciones, consiguiendo que ni se fijaran con tal de enterarse con detalles, sobre vida y milagros ajenos. Y así se echó la carrera en siete años. Cosas veredes.
Apenas ayer este irreverente menda, sugirió con cuentas hechas a marro, que la verdadera cantidad de fallecidos a causa del Covid-19, no eran los 200,862 reportados por la Secretaría de Salud, sino que andábamos en los 340,000 cadáveres.
Como bien supone usted, La Feria que se publica los lunes, este tecleador la confecciona los viernes (por aquello de no comprometer el dolce far niente, esa dulzura de papar moscas los dos días completos del fin de semana), por eso no pescó la discreta nota informativa que emitió el gobierno federal, llamado Exceso de mortalidad por todas las causas, durante la emergencia por Covid-19, México, 20202021, actualizado al pasado 15 de marzo.
Según los datos de ese reporte, dicen los especialistas que cuando menos son 322,319 los fallecidos a causa del Covid-19 bueno, puede ser pero los mismos especialistas adelantan que tal vez andemos en 500 mil muertos y es una reverenda majadería soltar así tan frescos, que la cosa anda entre 322 mil y 500 mil, ¡180 mil de diferencia! no estamos hablando del rendimiento probable de la cosecha de papaya en Parácuaro, Michoacán, estamos hablando de gente, de familias y amistades dolientes.
Por esa maña maldita de revisar la información para tratar de afinar datos en asuntos de importancia, su texto servidor se dio a la tarea de bucear en los portales oficiales: inútil afán, o no abren o abren y dan los datos de manera que no sepa uno si debe restar el número que pensó.
Pero la terquedad no es atributo exclusivo del señor de Palacio, de manera que el del teclado se puso a rastrear información sobre esta catástrofe. Muy interesantes cosas encontró:
El número marzo-abril de 2021, de la revista Salud pública en México, contiene un artículo académico titulado Estimación del exceso de mortalidad por todas las causas durante la pandemia del Covid-19 en México firmado por siete autores, especialistas y funcionarios, uno de ellos, Hugo López Gatell-Ramírez (¡ajajá!). En el texto del artículo se dicen algunas lindezas: encontraron que entre el 29 de diciembre de 2019 y el 2 de enero de 2021 la mortalidad en México fue 45.1% superior a la esperada sin pandemia (usted saque sus conclusiones); los autores (López-Gatell incluido), reconocen que Es probable que el número de muertes atribuidas a Covid-19 en los informes de la SS sea una subestimación del total de muertes causadas por este virus y explican la subestimación porque al inicio de la pandemia los doctores no sabían qué les había matado al paciente y luego porque los procedimientos de recopilación y tabulación de defunciones en México no son expeditos, lo que retrasa la identificación temprana del total de muertes (¿es explicación, excusa o cinismo?), pero así, ni quien se entere, digo, si saliera en TVyNovelas, se arma un escándalo, pero así, pueden alegar que nos dijeron la verdad, seguros de que nadie iba a saberlo.
Y así, metiendo la nariz en sitios ignotos de internet, también se topó con un reporte muy interesante (The World Mortality Dataset: Tracking excess mortality across countries during the COVID-19 pandemic, en medRxiv, del 29 de enero pasado), hecho por unos investigadores israelíes -Ariel Karlinsky y Dmitri Kobak-, quienes concluyeron que en todo el mundo hay subregistro de defunciones, por ejemplo, en Brasil calculan que no reportan un 20%; Chile, el 10%; y en México el 140%; no les haga caso, ni quien los conozca, pero no se le pase un dato interesante: entre la información diaria de muertes por Covid-19 del gobierno y el número de actas de defunción del Registro Civil, la diferencia es del 157%. O sea, no es nada difícil que sí sean 500 mil fallecidos por la pandemia.
Por supuesto el gobierno tiene cómo evadir su responsabilidad: hace responsables del moridero a los propios difuntos, porque fumaban, porque eran diabéticos, porque tenían presión alta, porque estaban gorditos y ya en el colmo, porque comían papitas fritas. Se necesita ser un fifí contumaz para suponer que el gobierno debería haber recomendado desde el principio el uso de cubrebocas, exigir se hicieran la prueba del Covid-19 a todos los que llegaran a México desde el extranjero y mantener control sobre sus movimientos en el país. Era mucho pedir, aquí está prohibido prohibir aunque andemos entre 200 mil y 500 mil muertos. ¡Viva la democracia!
En paralelo y como medida preventiva, se mantiene al respetable entretenido con asuntos como la reforma a la ley eléctrica y hoy a la petrolera, la defensa de la candidatura del Salgado Macedonio, el pleitazo de Porfirio Muñoz Ledo para volver a ser diputado plurinominal, y estelarmente, el agarrón frontal del Presidente de la república con el Instituto Nacional Electoral.
Aunque parezca que no, el Presidente tiene muy controlada la discusión pública. Ayer, solo por poner un ejemplo, en su conferencia madrugadora dijo que lo llenaba de dolor y vergüenza el injustificable y vil asesinato de una migrante salvadoreña en Tulum, Quintana Roo bueno, está bien ¿y aclarar si son 200 mil ó 500 mil los de la pandemia y las decenas de miles de asesinatos por la delincuencia organizada?… y así nos trae con su mañanera que bien vistas las cosas es la mareadora.