21 de diciembre de 2024

El nacimiento del miedo: La Feria

SR. LÓPEZ

Tío Zenón tenía la cara de concreto armado y era un exitoso agente viajero capaz de vender enciclopedias en la sierra Tarahumara. Al regreso de uno de sus viajes, encontró sentada en la sala de su casa a su esposa, tía Magda, acompañada por otra señora de Tlaxcala, portadora del acta de matrimonio de ella y él, fotos de su boda y de los dos niños procreados, en brazos del tío, muy sonriente. Tía Magda, cuidadosa de formas y enemiga de escándalos, señaló con la mano la evidencia desplegada sobre la mesa de centro y con un movimiento de cabeza, las cajas y maletas en las que ambas damas habían empacado sus pertenencias: -No digas nada, solo vete –le dijo sin estridencia pero él respondió más o menos, que le daba gusto que le diera oportunidad de reflexionar y corregir lo que necesitara corregir, que fue, según la tía, cuando entre las dos casi lo desfiguran para luego echarlo a la calle con la ropa hecha jirones… sin equipaje. Aplausos.

El martes pasado se presentó ante el doctor López Gatell, el documento “Reflexiones sobre la respuesta de México ante la pandemia de Covid-19 y sugerencias para enfrentar los próximos años”, resultado del seminario de ese nombre realizado del 23 al 27 de noviembre de 2020.

No son ocurrencias de zánganos que aburridos de contemplar su ombligo, se ponen a opinar, no, el seminario lo convocó el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y participaron 38 expertos e investigadores de 29 diferentes instituciones de salud y organismos nacionales e internacionales, como las organizaciones Panamericana de la Salud (de la OMS); la UNAM; la Academia Nacional de Medicina; la Fundación Mexicana para la Salud; los institutos nacionales de Enfermedades Respiratorias (INER), de Ciencias Médicas y Nutrición (INCMNSZ), de Cardiología (INC), de Geriatría (INGER), de Siquiatría (INPRF); el Banco Mundial; la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal); y El Colegio de México.

En la presentación del documento, ante el siempre triunfal doctor López Gatell, el rector de la UNAM, Enrique Graue, afirmó que la pandemia de Covid-19 rebasó al sistema de salud de México, como muestran los más de 150 mil muertos. Sobre la vacunación, los expertos destacaron que “es indispensable evitar la politización (…)”.

Los expertos e investigadores, con mesura propia de sabios, hacen leña el manejo gubernamental de la pandemia: carencia de camas, especialistas y médicos; rezagos crónicos de presupuesto, infraestructura, cobertura, calidad de atención e insuficiencia de recursos humanos. Parece que no exageran, los casos activos de contagiados del Covid-19 se triplicaron en seis meses y el número de defunciones real en los primeros siete meses, es 45% superior a lo que informa el tal López Gatell.

El doctor favorito del Presidente, López Gatell, responsable directo de la atención a la pandemia, respondió: “Sí quiero decir enfáticamente, y en ello llevo la voz del secretario de Salud, Jorge Alcocer, tenemos no solamente el júbilo de recibir esta observación sistemática, esta observación analítica, esta observación crítica y propositiva, sino además el compromiso de utilizarla de la mejor manera. Utilizarla para hacer un alto en el camino, una reflexión sobre cómo podemos mejorar en lo inmediato, en el mediano plazo, y en el largo plazo también (…)”

Con júbilo dijo, ratificando su habilidad de “queda bien” profesional y su frivolidad al hablar: júbilo es viva alegría según el diccionario. A menos que sí le haya dado viva alegría enterarse que según ese nutrido grupo de expertos, es un fracaso de gravísimas consecuencias su mal manejo de esta tragedia.

Esa noche, ya en su corral, el Salón Tesorería de Palacio Nacional, donde casi diario pronuncia su reporte mendaz, ya no estaba tan jubiloso y olvidando su compromiso de  hacer un alto y ver cómo mejorar, anunció que en las próximas semanas el gobierno federal determinará si cambia de rumbo en la estrategia para controlar la epidemia, si incluyen las recomendaciones del grupo de expertos, si multiplican los esfuerzos, si cambian el programa de vacunación o si solo responden a cada sugerencia. También rechazó que el sistema de salud esté rebasado: “En términos netos considero que no y la evidencia está a la vista (…)”, lo que significa que los más de 150 mil difuntos oficiales, no son evidencia de nada.

Entendamos al López Gatell, puede actuar hasta dentro de algunas semanas o cuando den de alta al Presidente, quien es el que realmente dirige la estrategia, lo que suceda primero. Lástima que cada semana sean dos mil muertos más. Bueno, la lealtad aparte de ciega tiene precio, en vidas.

En la reunión del martes pasado, el doctor Graue dijo con sensatez: “En todos nosotros coexisten temor, cansancio e incertidumbre, ánimos de colaborar y ser parte de la solución que dé esperanza y vida a la nación (…) Es momento de hacer una pausa en el camino, dejar atrás polarizaciones y reflexionar (…) para poder ponderar y evaluar los resultados y determinar qué debemos hacer mejor”. Está bien señor Rector, pero dentro de algunas semanas.

Ante los desatinos en la atención de la pandemia y el festival de metidas de pata de la campaña de vacunación, la gente hasta ahora se muestra pasiva; eso permite al Presidente y su escudero, López Gatell, estar tan relajados.

Ojalá les recuerde alguien en quien confíen que durante el virreinato, el 8 de junio de 1692, por una hambruna y rumores de acaparamiento de maíz por parte de la autoridad, una muchedumbre asaltó e incendió el entonces Palacio del Virrey (el hoy Nacional) y el Ayuntamiento; también lincharon a unos cuantos del gobierno. Si no era cierto lo del acaparamiento, sí fue cierto que después del asalto, hubo maíz para aventar para arriba. La sociedad novohispana se impresionó mucho, aprendió que hay una línea invisible que no se puede cruzar, porque la raza sumisa en apariencia y desarmada, se harta y dobla a cualquiera. Lo llamaron ‘el gran tumulto’, el nacimiento del miedo.

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